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Santuario Jesús de la Divina Misericordia: cientos de personas participaron de la Fiesta Patronal

La Santa Misa fue presidida por Mons. Fray Carlos María Domínguez, quien en la homilía invitó a los presentes a convertirse en testigos para que otros hermanos crean en Jesús Resucitado y en su infinita misericordia.

El pasado domingo 7 de abril fue el día de la Fiesta de la Divina Misericordia. En el santuario ubicado en la ciudad de San Rafael tuvo lugar la fiesta principal diocesana, a la cual acudieron cientos de personas.

La Santa Misa fue presidida por Mons. Fray Carlos María Domínguez, obispo diocesano, quien brindó una homilía para los presentes que llenaron el templo y el salón parroquial.

“Muchas veces al atardecer, consciente o inconscientemente, se nos viene la idea de hacer un examen de conciencia y muchas veces, da la sensación que no hemos hecho nada, que fue infecundo. Cuando sentimos esa sensación hace que nos sintamos fracasados como se sintieron los apóstoles el atardecer del domingo de Pascua. Y en ese contexto aparece Jesús Resucitado”, comenzó diciendo monseñor.

“Jesús aparece y dice <<la paz esté con ustedes>>, Jesús está diciendo <<basta de manijearse con la muerte. Yo estoy con ustedes, he vencido la muerte>>. Por eso la paz en Jesús no es un saludito de que no haya dificultades; la paz en la cultura del contexto de Jesús es querer decirle al otro <<que Dios te llene, que no haya un hueco de tu vida que no esté Dios>>”, explicó el obispo.

“Así como nuestro corazón está lleno de cicatrices, el corazón de los apóstoles tenía la cicatriz de la incoherencia, de la traición, del fracaso y la muerte, pero con Jesús, las heridas se transforman, lo que antes causó dolor ahora es el signo más grande de la misericordia de Dios. Hoy todos ustedes que han venido en fe y espiritualmente, los invitó a tener fe en esa Misericordia metiéndonos en las llagas de Jesús para pensar mientras estamos allí ‘Señor cuánto me amaste, Señor cuánto me perdonaste, cuánta misericordia derramada en mí vida'”, agregó.

Además habló sobre Tomás, el apóstol que no creía sin haber visto. “En este momento estamos en el mismo nivel que Tomas , nosotros tampoco nos hemos encontrado con Jesús Resucitado y si nosotros creemos que Jesús está vivo, es porque otros testigos nos lo han compartido, nuestra fe siempre es una fe deudora de testigos, una fe eclesial, porque no simplemente me tengo que enterar que Jesús está vivo, tengo que hacer experiencia de la resurrección como hicieron los otros apóstoles hasta Tomás”.

“Por eso digo que nuestra fe se la debemos a otros testigos que llegando hasta el final fueron los apóstoles que tuvieron la experiencia de ver a Jesús en carne y hueso. Ellos lo transmitieron y llegó hasta nosotros y ahora nosotros haciendo experiencia de la resurrección nos convertimos en testigos para que otros puedan también creer en Jesús Resucitado y hagan experiencia de la resurrección”, agregó.

Concluyendo su homilia, el obispo diocesano reflexionósobre la frase de Jesús que pudimos leer y meditar este domingo <<Felices los que crean sin haber visto>>. “Ahí estamos nosotros que creemos sin haber visto. Tomás que amaba mucho a Jesús dijo <<Señor mío y Dios mio>>,  nadie le había dicho a Jesús Dios mio , el primero y único en el Evangelio fue Tomás. Nosotros en este domingo de la Divina Misericordia debemos acudir a Jesús, meternos en sus llagas y ahí pegar un salto de fe para contarles aquellos que no han tenido experiencia de la misericordia y que les hace falta saber que Dios los misericordea. Que se lleven de esta celebración la paz, la alegría y el espíritu que vino a traer Jesús el día de la Pascua”, concluyó.

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