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Los seminaristas de nuestra Diócesis, avanzan en su camino al sacerdocio

Los seminaristas, con el corazón lleno de entusiasmo y el deseo de servir a Dios y a su Iglesia, dieron un paso significativo en su camino de vocación. Mons. Fray Carlos María Domínguez, presidió la ceremonia y Santa Misa.

El pasado domingo 21 de abril, en la Catedral de San Rafael se vivió una ceremonia importante y emocionante para toda la diócesis. Los seminaristas Gino Catania y Martín Barotto fueron admitidos a las sagradas órdenes. Por otra parte, Maximiliano Martinez fue investido con el sagrado Ministerio del Acolitado, un paso significativo en su formación y compromiso con la Iglesia. Tomás Campi, Éric Méndez y Gabriel Lazo fueron instituidos en el Ministerio de los Lectores, por lo cual también fue una ceremonia especial para ellos.

Nuestro obispo diocesano, Mons. Fray Carlos María Domínguez presidió la ceremonia y Santa Misa. En la homilía los invitó a ser pastores buenos. “Que puedan dar la vida por el pueblo, que lo amen profundamente y que se llenen mucho de Dios, porque de lo contrario no van a poder dar lo que no tienen”, expresó.

Gino Catania y Martín Barotto

Dirigiéndose a  Gino y a Martín, que han sido admitidos a las Sagradas Órdenes, les afirmó que desde ese momento son oficialmente seminaristas. “Ahora son oficialmente seminaristas, porque la Iglesia los ha admitido, y los ha admitido porque los que los acompañan en el camino de su formación han visto en ustedes aptitudes para poder llegar a recibir el sacramento del orden sagrado. Gino y Martín, yo lo que les pido y los invito es que este camino sacerdotal tenga como fundamento la persona de Jesús, no solamente el prepararse para ser sacerdote, sino, fundamente, en una relación con Jesús, en un diálogo diario e íntimo a través de la oración, que se sientan fascinados con su persona, con su mensaje, que sepa que siempre Él los mira, no como un vigilante, sino para atraerlos a su corazón, al corazón del buen pastor, por eso propicien todos los días una experiencia fuerte de encuentro con Jesús, es lo que va a sostener la vocación de ustedes. Si se empiezan a mirar el ombligo, vendrán las crisis, si lo miran a Jesús, no digo que no habrá crisis, pero esas crisis se van a poder resolver de otra manera, porque se las va a resolver el Maestro”, expresó.

Luego la mirada paternal de Monseñor, se dirigió hacia Tomás, Eric y Gabriel, quienes fueron instituidos en el Ministerio del Lectorado. “Este ministerio tiene como protagonista a la Palabra de Dios, no a ustedes. Ustedes van a servir a la Palabra de Dios, a través de la lectura de la Palabra de Dios en la liturgia, pero también sirviendo al pueblo de Dios en la catequesis”, explicó el obispo diocesano. “Por eso pongan la mirada en Jesús Maestro, que es aquel que enseña con el corazón puesto en las cosas del Padre. Todos los días, y que no haya uno, tomen en sus manos la Palabra de Dios, que ella los nutra en su oración personal, que ella los nutra también en su respuesta vocacional, y que sea, como dice la misma Palabra, luz para sus pasos y antorcha en el camino de ustedes. No estudien la Palabra de Dios para aprobar un examen o para preparar una homilía el día de mañana. Estudien porque ahí está viva la voluntad que Dios quiere para cada uno de ustedes. Leanla con corazón y oído de discípulo. Acérquense a ella discipularmente, que ella les enseñe a configurar la vida con Jesús el Maestro”, expresó. 

Tomás Campi, Éric Méndez, Gabriel Lazo y Maximiliano Martínez

Para Maximiliano, quien fue instituido en el Ministerio del Acolitado, también hubieron palabras de parte del obispo diocesano. “Maxi, vas a recibir el Ministerio del Acolitado, estás cada vez más cerquita del altar. Cuando yo te entregue las ofrendas para que vos las prepares para el altar, te voy a decir que tengas una vida que te haga digno de estar cada día más cerca de Jesús. Vas a esforzarte para hacer que esa vida sea cada día más digna de estar cerca de Jesús, pero sabelo para no angustiarte, que nunca vas a ser digno de estar en el altar. Como no lo soy yo, ni lo es nadie.  Esto es un puro regalo de Dios, un regalo exagerado de Dios”, le señaló y agregó: “Vas a tener en tus manos la Eucaristía para poder repartir al pueblo de Dios. Por eso, viví la Eucaristía profundamente, que tu misa diaria no sea un cubrir el protocolo, sino que sea un camino de configuración con Jesús, el pan de vida, para que también tu vida sea alimento para el pueblo de Dios. Vas a poder llevar la comunión a los enfermos, llevales el consuelo y la fortaleza de Dios”. 

“A todos chicos ejerzan su ministerio con mucha responsabilidad, tomenselo en serio porque la Iglesia confía en ustedes para entregarles este servicio para que el Pueblo de Dios crezca”, concluyó. 

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