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El Movimiento Cursillos de Cristiandad celebró sus 55 años en la Diócesis

Con una gran fiesta, más de 90 matrimonios celebraron los 55 años del movimiento en el sur mendocino.

El pasado sábado 20 de agosto el Movimiento Cursillos de Cristiandad celebró sus 55 años presente en la Diócesis. Lo hizo con una fiesta en Villa Atuel en la que la alegría que caracteriza a los cursillistas, hizo que cada persona pasara una noche memorable.

“Para nosotros es un orgullo muy grande. Quizás el que no conoce el movimiento, cree que somos unos locos que cantamos “De colores”, pero lo hacemos de corazón”, expresó Miguel Matellanes, presidente del Secretariado del MCC diocesano.

“Nuestro carisma es un carisma carismático de anuncio jubiloso, contentos por habernos encontrado con cristo en un cursillo. Tratamos de inculcarles a todos el amor a Cristo, que se enamoren y que trabajen para Él”, agregó Matellanes.

En la noche del sábado se entregaron reconocimientos  a los cursillistas más antiguos de la diócesis, como Pedro Montoya, quien hace 30 años vivió la alegría de encontrarse con Cristo. “Yo hice el cursillo 64 en el año 1992. Para mí ha sido y es una felicidad hermosa”, expresó Pedro. Además, invitó a que los matrimonios o personas solteras puedan vivir lo que él descubrió hace 30 años. “Yo invito a todo el que quiera hacer el cursillo que lo haga. que viva esta experiencia. Somos una familia inmensa que compartimos la alegría de haber conocido a Cristo”. 

Por su parte, el Asesor Espiritual del MCC diocesano, afirmó qué para la comunidad cursillista “es una gran alegría cumplir 55 años en la diócesis”. “El mensaje de hoy es de acción de gracias, porque el cursillo es el lugar donde muchos se han encontrado con Dios, con Aquel que nos busca por todos lados y pone los medios para que nos encontremos con Él”, explicó el padre Ariel Figueroa. 

Cabe resaltar que en estos 55 años, entre 5000 y 6000 personas han pasado por los cursillos en la diócesis. Allí, han conocido a Dios y desde ese momento transmiten mucha alegría a cada lugar que van. “El cursillista tiene que ser alguien alegre. Como todo cristiano cuando tiene a Dios en el corazón. Esa alegría es la que trasciende y llega a las otras personas”, concluyó el padre Figueroa..

 

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