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El primer director que se entristeció al ganar el Oscar nos dio una lección sobre el dolor y la paz

Mstyslav Chernov, director del documental ganador del Oscar «20 días en Mariúpol», pronunció un conmovedor discurso en la ceremonia de premiación. Su victoria marcó un hito histórico al ser el primer Oscar para Ucrania, pero su alegría se vio empañada por la tragedia que motivó su película. Compartimos el video, que nos ha hecho reflexionar mucho en el sentido del dolor, la compasión y el abandono en las manos de Dios.

«Hubiera deseado que nunca hubiera pasado»

Chernov, quien filmó la película durante los primeros días de la invasión rusa a Ucrania, mencionó que «desearía no haber hecho nunca esta película». Su deseo es un reflejo del dolor y la devastación que la guerra ha causado en su país, pero también es un pensamiento con el que muchos podríamos sentirnos identificados (en mayor o menor medida).

«Desearía que nada de esto hubiera pasado». Es natural sentir el deseo de que las situaciones difíciles no existieran. Algunas, objetivamente injustas, terribles.

Ante la injusticia y el sufrimiento, anhelamos un mundo sin dolor, donde la paz reine y la bondad sea la norma. Sin embargo, la realidad nos confronta con la existencia del mal y la tragedia.

Si bien no podemos cambiar las circunstancias que nos rodean, podemos encontrar significado en ellas. La fe nos enseña que Dios puede obrar incluso en medio del dolor, transformando el mal en bien.

La lógica divina es un misterio que supera nuestra comprensión. No siempre podemos entender cómo Dios obra en el mundo, pero podemos confiar en su infinita sabiduría y bondad. Procurando mirar con sus ojos, encontraremos que, en el sinsentido humano, se asoma la lógica divina… aunque esta nunca deje de tener sabor a misterio.

El crecimiento a través del sufrimiento

Aunque el sufrimiento no es algo que deseemos, puede ser una oportunidad para crecer en fe y en compasión.

No es una frase vacía, no es ingenuidad y con esto no pretendo hacerte minimizar o relativizar el doloroso impacto de las tragedias que puedes vivir tú o aquellas que vemos en las noticias.

Pero, por ejemplo, recordemos la historia de Job; cómo un hombre justo pudo encontrar significado en el sufrimiento. Releamos también las vidas de santos y mártires de la Iglesia han dado testimonio de la fuerza que se puede encontrar en la fe incluso en medio de las pruebas más difíciles.

Aun cuando parezca que atraviesas un túnel a oscuras, aun cuando no veas una luz al final… puedes confiar en que en esa oscuridad Dios camina a tu lado, paso a paso. Y, aunque estés convencido de que no existe esa puerta de salida… sí existe. Ahí nos espera un gran abrazo divino.

¿Compasión, qué es eso?

«20 días en Mariúpol» documenta el horror vivido por los civiles durante el asedio ruso a la ciudad. El director mencionó que «la película es una crónica del sufrimiento humano», y que su objetivo es mostrar al mundo la realidad de la guerra.

Enfatizó que la guerra no solo es un conflicto político, sino una emergencia humanitaria que afecta directamente a las personas: «No se trata de geopolítica, se trata de personas», dijo Chernov en la rueda de prensa posterior a la gala.

Son personas las que están sufriendo las consecuencias de la guerra. La distancia física y la constante exposición a imágenes de sufrimiento pueden llevar a la deshumanización del dolor. Es fácil olvidar que las víctimas de la guerra son personas reales con nombres, rostros e historias.

Es fundamental cultivar la empatía para comprender el dolor ajeno y sentirlo como propio. La comunión de los santos nos recuerda que estamos relacionados con todos los seres humanos, especialmente con aquellos que sufren.

Aunque no siempre podemos ayudar materialmente, la oración es una herramienta poderosa que puede cambiar el mundo. Unirnos en oración por la paz y por las víctimas de la guerra es un acto de amor, de esperanza, de compasión.

Esta actitud nos ayudará a alimentar un corazón compasivo, que siga siendo «de carne», sensible a las necesidades del prójimo… esté cerca o esté lejos.

Fuente
https://catholic-link.com/
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