“Estas son las amargas consecuencias, si se siguen acentuando las oposiciones sin redescubrir el entendimiento, si se persiste en la imposición decidida de los propios modelos y visiones despóticas, imperialistas, nacionalistas y populistas, si no se interesa por la cultura del otro, si no se escucha el grito de la gente común y la voz de los pobres, si no se deja de distinguir de forma maniquea quién es bueno y quién es malo…”
Oriente y Occidente juntos por el bien de todos
En un mundo globalizado “sólo se avanza remando juntos”, mientras que “navegando solo, se va a la deriva”, insistió el Pontífice, e instó a ver el Documento sobre la Fraternidad Humana firmado en 2019 en Abu Dabi: “Estamos aquí, creyentes en Dios y en nuestros hermanos, para rechazar el pensamiento aislante, esa forma de ver la realidad que ignora el mar único de la humanidad para centrarse sólo en sus propias corrientes”.
Otra metáfora para indicar objetivos concretos. La primera es “que las disputas entre Oriente y Occidente se recompongan para el bien de todos, sin distraer la atención de otra brecha que crece constante y dramáticamente, la que existe entre el Norte y el Sur del mundo”.
“La aparición de conflictos no debe hacernos perder de vista las tragedias latentes de la humanidad, como la catástrofe de la desigualdad, por la que la mayoría de los habitantes de la Tierra experimentan una injusticia sin precedentes, la vergonzosa plaga del hambre y la desventura del cambio climático, signo de la falta de cuidado de la casa común”
Rezar para purificarse del egoísmo y la cerrazón
Los líderes de las distintas confesiones tienen un triple reto. En primer lugar, la oración, “fundamental para purificarnos del egoísmo, la cerrazón, la autorreferencialidad, la falsedad y la injusticia”, dijo el Papa.
“Quien reza, recibe la paz en su corazón y no puede sino convertirse en su testigo y mensajero; e invitar, ante todo con el ejemplo, a sus semejantes a no convertirse en rehenes de un paganismo que reduce al ser humano a lo que vende, compra o con lo que se divierte, sino a redescubrir la infinita dignidad que cada uno lleva”
La “libertad religiosa” es indispensable
Para ello, la “libertad religiosa” es indispensable. Comprometámonos, instó el Papa, “para que los lugares de culto sean protegidos y respetados, siempre y en todo lugar, y la oración sea alentada y nunca obstaculizada”. Sin embargo, “no basta con conceder permisos y reconocer la libertad de culto”, subrayó, como hizo ayer en su discurso a las autoridades civiles, “hay que conseguir una verdadera libertad de religión”.
Mujeres, niños, ciudadanía: los tres retos educativos
El segundo reto es la educación: “Donde hay falta de oportunidades educativas, aumenta el extremismo y se arraiga el fundamentalismo”, advirtió el Papa, “si la ignorancia es el enemigo de la paz, la educación es el amigo del desarrollo”. Siempre que sea una educación “no rígida y monolítica, sino abierta a los desafíos y sensible a los cambios culturales”. “No basta con llamarse tolerante, es necesario hacer realmente espacio al otro, darle derechos y oportunidades”, concluyó el Pontífice.
Desafíos dentro del desafío, hay tres “urgencias educativas” que el Papa señaló: “El reconocimiento de la mujer” en la educación, el trabajo y el ejercicio de los derechos sociales y políticos; “la protección de los derechos fundamentales de los niños”, para que “crezcan educados, asistidos, acompañados, no destinados a vivir en las garras del hambre y el remordimiento de la violencia”; y “la educación para la ciudadanía”, en el respeto y la legalidad.
“Hay que esforzarse por establecer el concepto de ciudadanía plena en nuestras sociedades y renunciar al uso discriminatorio del término minorías, que lleva consigo el germen del sentimiento de aislamiento e inferioridad”
Condenar y aislar a los violentos que abusan del nombre de Dios
El último de los tres retos es el que se refiere a “la acción, las fuerzas del hombre”. Los religiosos rechazan “el odio, la violencia, la discordia” y todo lo que profana el nombre de Dios: “Con fuerza dicen ‘no’ a la blasfemia de la guerra y al uso de la violencia”. “No basta – insistió el Pontífice – con decir que una religión es pacífica, es necesario condenar y aislar a los violentos que abusan de su nombre. Tampoco basta con distanciarse de la intolerancia y el extremismo, es necesario actuar en sentido contrario”.
“Es necesario dejar de apoyar a los movimientos terroristas mediante el suministro de dinero, armas, planes o justificaciones, y también la cobertura mediática, y considerar todo ello como delitos internacionales que amenazan la seguridad y la paz mundiales. Este terrorismo, en todas sus formas y manifestaciones, debe ser condenado”
Oposición al rearme y a las guerras
“El hombre religioso, el hombre de paz, se opone también a la carrera por el rearme, al negocio de la guerra, al mercado de la muerte – subrayó el Papa Francisco – no apoya alianzas contra nadie, sino formas de encuentro con todos: sin ceder al relativismo ni al sincretismo de ningún tipo, persigue un solo camino, el de la fraternidad, el del diálogo, el de la paz”.
Conciencia de paz en el mundo
La invitación del Obispo de Roma es a forjar “vínculos más fuertes, sin duplicidades y sin miedo”. Como hermanos, como hermanas. “Y si diversos poderosos negocian entre sí por intereses, dinero y estrategias de poder, demostremos que otra forma de encuentro es posible. Posible y necesario, porque la fuerza, las armas y el dinero nunca teñirán el futuro de paz”.
Promovamos iniciativas concretas para que el camino de las grandes religiones sea cada vez más proactivo y constante, ¡que haya consciencia de paz para el mundo!