Nuestra Iglesia

“La paz del Señor es fecunda porque está llena de esperanza”

“El Señor antes de irse saluda a los suyos y da el don de la paz, la paz del Señor”. “No se trata de la paz universal, aquella paz sin guerras que todos nosotros deseamos que exista siempre, sino la paz del corazón, la paz del alma, la paz que cada uno de nosotros tiene dentro. Y el Señor te la da, subraya, pero no como la da el mundo”, dijo en su homilía.

También habló de la “paz egoísta” que da este mundo a cada persona. “El mundo  te da paz interior, como una posesión tuya, como algo que es tuyo y te aísla de los demás” y “es una adquisición tuya: tengo paz. Y tú, sin darte cuenta, te encierras en esa paz, es una paz un poco para ti” que te hace estar tranquilo y también feliz, pero “te adormece un poco, te anestesia y te hace quedarte contigo mismo”: es “un poco egoísta”.

En cambio, la paz que Jesús “da es otra cosa”, señaló. “Es una paz que te pone en movimiento, no te aísla, te pone en movimiento, te hace ir hacia los demás, crea comunidad, crea comunicación”.

“La paz del mundo es cara, la paz de Jesús es gratis, es gratuita: la paz del Señor es un don del Señor. Es fecunda, siempre te hace avanzar”. 

Antes de finalizar, Francisco invito a hacer una reflexión personal: “¿Tengo que pagar por la paz o la recibo gratis del Señor? ¿Cómo es mi paz? Cuando me falta algo, ¿me enfado? Esta no es la paz del Señor. Esta es una de las pruebas. ¿Estoy tranquilo en mi paz, me adormezco? No es del Señor. ¿Estoy en paz y quiero comunicarla a los demás y llevar algo adelante? Esa es la paz del Señor. Incluso en tiempos malos y difíciles, ¿esa paz permanece en mí? Es del Señor. Y la paz del Señor es fecunda también para mí porque está llena de esperanza, es decir, mira al Cielo”.

“Que el Señor -concluye el Papa- nos dé esta paz llena de esperanza, que nos hace fecundos, nos hace comunicativos con los demás, que crea comunidad y que siempre busca la paz definitiva del Paraíso”, concluyó.

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