“Siempre soñé con ser mamá y siempre he estado totalmente en contra del aborto. Hace poco más de dos años me di cuenta que iba a ser mamá y, aunque no estaba preparada y sentí miedo, amé a mi bebé desde ese momento”, cuenta Raquel.
Esta madre cuenta que cuando le dio la noticia del embarazo al padre del bebé “se quedó callado y luego empezó a decirme que yo debía abortar. Fue impactante escuchar eso. Me decía que él me llevaría a un lugar seguro, aunque aquí en Costa Rica ni siquiera es legal el aborto”.
“Me acosaba y yo le decía que no lo iba hacer porque el bebé no tenía la culpa de lo que nosotros habíamos hecho y que con o sin su apoyo, yo iba a tener a mi bebé”, lamentó.
Después de ver “que no iba a abortar”, el padre del niño la “empezó a ofender, después a meterme miedo para que yo tuviera un aborto espontáneo, me decía que el bebé no venía bien porque él había usado todo tipo de drogas”.
“Me habló hasta de una enfermedad de trasmisión sexual sólo para asustarme pues él no tenía nada. Ese día hasta caí desmayada y pues hoy por hoy es un padre de solo plata”.
Raquel afirma que “haber defendido la vida de mi hijo a capa y espada es una de las cosas de las que siempre me sentiré orgullosa porque mi hijo es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida y merece lo mejor del mundo”.
“Viví cosas muy difíciles, traumas que hasta ahorita he ido superando, pero Dios no nos ha desamparado nunca. Amo ser provida”, concluye.