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Ocho seminaristas de la diócesis se acercan cada vez más al altar

Este sábado 23 de abril,  en la Catedral San Rafael Arcángel se realizó la  ceremonia en la que los seminaristas Maximiliano Martínez y Tomás Daniel Ramis recibieron la admisión a las Órdenes Sagradas. Durante el rito, se vivió mucha emoción entre los presentes, especialmente en los familiares y amigos de los jóvenes que actualmente continúan con su formación sacerdotal en el Seminario Arquidiocesano de San Juan.

Además este sábado los seminaristas Fernando Marcos Arancibia Fredes, Jesús Osvaldo Romero, Francisco Gabriel García y Fernando Salas fueron instituidos en el Ministerio del Acolitado. En tanto Ezequiel Elías Lujan y Ángel Humberto Reche Romo fueron instituidos en el Ministerio del Lectorado.

En la homilía, Monseñor Fray Carlos María Domínguez, invitó a los ocho seminaristas a demostrar el amor a Jesús. “Me gustaría invitarlos a que recuerden ese primer momento en que los llamó Jesús y que hoy lean su historia, y su vida, como una historia de amor, de amor entre Jesús y cada uno de ustedes. Porque si no basan la respuesta vocacional en esa historia de amor, en Jesús, va a ser muy difícil después, en el futuro, que sostengan su ministerio, porque no va a tener fundamento. Enamórense mucho de Jesús, que Él sea lo más importante que haya en sus corazones y que con su vida lo reflejen a los demás”, expresó Monseñor y agregó: “Que la gente vea en ustedes que cuando nombran a Jesús los note enamorados de Él”. 

La ceremonia contó con la catedral llena de personas, especialmente jóvenes, a quienes Monseñor Domínguez les dedicó también unas palabras. “Me puso muy contento entrar a la catedral y ver muchos jóvenes, van a ver a ocho muchachos que quieren responderle al Señor en esto que la Iglesia les ofrece. Yo pido por todos ustedes. Ojalá Dios en esta ceremonia les pegue un poquito en el corazón. Si estos chicos pueden, ¿por qué no van a poder ustedes?”

“¿Cuántas veces rezamos para que el Señor regale a su Iglesia abundantes vocaciones? Bueno, la respuesta de estos seminaristas es fruto de la oración de su pueblo. Y Dios no olvida a su pueblo y lo bendice con nuevos pastores. Es una alegría fuerte para toda la diócesis volver a ver a los seminaristas que hoy se vuelven  a juntar para vivir la alegría como hermanos, de ir acercándose cada vez más al altar de Jesús”, concluyó.

 

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