
Multitudinario Jubileo de la Juventud en Roma
Este 3 de agosto de 2025, el Papa León XIV clausuró el Jubileo de la Juventud con una Misa en la explanada de Tor Vergata, donde se congregaron más de un millón de jóvenes de 146 países. El evento representó una de las manifestaciones más significativas de fe juvenil desde la JMJ de Lisboa.
La vigilia del sábado, marcada por la adoración eucarística y el silencio orante, fue un anticipo de la fuerza espiritual que se desbordó en la Misa final. Cientos de miles participaron con cantos, oraciones y testimonios, creando un clima de fraternidad.

“Aspiren a cosas grandes, a la santidad”: el mensaje central
Durante la homilía, el Santo Padre instó a los jóvenes a no conformarse con la mediocridad ni dejarse arrastrar por un mundo que propone «una felicidad barata y pasajera». “Aspiren a cosas grandes, a la santidad, allí donde estén”, proclamó con voz firme.El Papa citó el Salmo 90 y el libro de Qoelet para mostrar que, aunque la vida es frágil, también es maravillosa cuando se vive desde Dios. “Cuando Dios habita en el corazón de un joven, renueva su mirada, le da raíces y alas”, afirmó.Este llamado a la santidad cotidiana resonó profundamente entre los asistentes, muchos de los cuales se acercaron luego al Sacramento de la Reconciliación, en uno de los 300 confesionarios instalados en la zona.
Semillas de esperanza para el mundo
“Ustedes son sal de la tierra y luz del mundo”, repitió el Pontífice durante el Ángelus. Pidió que los jóvenes lleven el mensaje del Jubileo a quienes no pudieron participar. “Sean semillas de esperanza en sus familias, escuelas y barrios”.Delegaciones de América Latina, África y Asia compartieron experiencias de misiones, pastoral juvenil y trabajo comunitario, inspirando a muchos otros a comprometerse con la transformación social.Entre los testimonios más impactantes, destacó el de un joven boliviano que relató cómo el acompañamiento de su parroquia le salvó la vida en medio de la adicción y la violencia.
Recuerdo para los que no pudieron llegar
León XIV dedicó palabras emotivas a los jóvenes de Gaza, Ucrania y otras regiones azotadas por guerras. “Aunque estén lejos físicamente, están en el corazón de la Iglesia”, aseguró.Se recordó especialmente a dos jóvenes peregrinas fallecidas en el viaje hacia Roma, gesto que provocó un profundo silencio y oración entre los presentes. “El amor nunca muere. Ellas están con nosotros desde el cielo”, dijo.

Cultura del encuentro: una Iglesia joven y viva
El Jubileo se convirtió en un espacio de encuentro intergeneracional. Cardenales, religiosos y religiosas acompañaron a los jóvenes en talleres de diálogo, música, arte y ecología integral.Se organizaron también paneles sobre salud mental, trabajo digno y acompañamiento espiritual. La sinodalidad se vivió en cada gesto, reflejando una Iglesia en salida y abierta al espíritu.Los momentos de adoración y canto espontáneo fueron testimonio de una juventud que busca a Dios con pasión, sin miedo a mostrar su fe en medio del mundo.
Invitación oficial a la JMJ Seúl 2027
Cerrando el encuentro, el Papa renovó la invitación a la Jornada Mundial de la Juventud en Seúl, Corea del Sur, que se realizará del 3 al 8 de agosto de 2027. El lema elegido es: “Tened valor: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33).“Nos vemos en Seúl. No se desanimen, soñemos juntos, esperemos juntos”, proclamó León XIV con energía. El anuncio fue recibido con aplausos, cantos y una oleada de entusiasmo.Las delegaciones asiáticas presentes, especialmente la coreana, celebraron con bailes típicos y banderas. El futuro encuentro promete ser un nuevo pentecostés juvenil.
El estilo pastoral de León XIV: firmeza y ternura
Este Jubileo confirmó el carisma del Papa León XIV: una mezcla de claridad doctrinal, cercanía afectiva y lenguaje contemporáneo. Su estilo interpela sin condenar, anima sin trivializar.Su insistencia en que la santidad es posible en lo cotidiano conecta con una generación que busca autenticidad, coherencia y comunidad.

Una Iglesia que escucha, acompaña y envía
Muchos obispos y movimientos juveniles se mostraron agradecidos por la organización sinodal del evento. “Nos sentimos escuchados”, dijo una joven italiana al final del encuentro.El Papa concluyó: “La Iglesia no les pide que sean perfectos, sino que se dejen amar por Cristo y compartan ese amor”. Con ese envío, los jóvenes regresaron a sus países con la llama encendida.