Nuestra Iglesia

Se presentó el nuevo Directorio de Catequesis

Monseñor Rino Fisichella afirmó que la publicación de un Directorio para la Catequesis “representa un evento feliz para la vida de la Iglesia, dado que puede marcar una provocación positiva porque permite experimentar la dinámica del movimiento catequético que siempre ha tenido una presencia significativa en la vida de la comunidad cristiana”.

También explicó que se dirige en primer lugar a los Obispos, por ser “los primeros catequistas entre el pueblo de Dios”, además de “los primeros responsables de la transmisión de la fe”. Naturalmente, junto a los Obispos se encuentran implicadas las Conferencias Episcopales, con sus respectivas Comisiones para la catequesis, “a fin de compartir y elaborar un esperado proyecto nacional que apoye el camino de cada diócesis”.

Sin embargo, “los más directamente implicados en el uso de este Directorio, siguen siendo los sacerdotes, los diáconos, las personas consagradas, y los millones de catequistas que diariamente ofrecen su ministerio en las diferentes comunidades”. Por esta razón destacó que “la dedicación con la que trabajan, sobre todo en un momento de transición cultural como éste, es el signo tangible de cómo el encuentro con el Señor puede transformar a un catequista en un genuino evangelizador”.

“El proceso de inculturación que caracteriza en particular a la catequesis y que, sobre todo en nuestros días, demanda una atención muy particular, ha requerido la composición de un nuevo Directorio”.

Desafío al que se enfrenta la Iglesia

Por otra parte, se puso de manifiesto que “la Iglesia se enfrenta a un gran desafío que se concentra en la nueva cultura con la que se encuentra, la digital”. De manera que “focalizar la atención en un fenómeno que se impone como global, obliga a quienes tienen la responsabilidad de la formación a no tergiversar”. Y a diferencia del pasado, cuando la cultura se limitaba al contexto geográfico, “la cultura digital tiene un valor que se ve afectado por la globalización en curso y determina su desarrollo”.

“La velocidad con que se modifica el lenguaje, y con él las relaciones conductuales, deja entrever un nuevo modelo de comunicación y de formación que afecta inevitablemente también a la Iglesia en el complejo mundo de la educación”.-

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