San Rafael

Monseñor Domínguez: “que nadie se quede sin escuchar y recibir el Evangelio de Jesús”

En la homilía por la Fiesta Patronal de San Francisco de Asís, Monseñor Carlos María Domínguez exhortó a ser una comunidad eclesial viva: “que se note la vida de Jesús en la parroquia” dijo.

La Fiesta Patronal en honor a San Francisco de Asís tuvo lugar el pasado 4 de octubre. En la Diócesis de San Rafael hay una parroquia que lleva el nombre del santo y se encuentra en el distrito de Real del Padre, el cual se ubica  a 15 km de la ciudad de General Alvear y a 65 km de la ciudad de San Rafael.

Allí, la Santa Misa Patronal fue presidida por el Administrador Apostólico de la Diócesis de San Rafael, Monseñor Carlos María Domínguez ,quien en su homilía comenzó hablando del evangelio de la liturgia de San Francisco sobre el fracaso de las misión de los apóstoles en ciudades importantes donde en líneas generales no aceptaron el mensaje de Jesús. “¿Cómo reacciona Jesús ante el fracaso?”, preguntó Monseñor e inmediatamente contestó: “Jesús ante el fracaso lo que hace es asumirlo en oración y volver a decirle que sí al Padre en un contexto de oración” dijo de forma automática el Administrador Apostólico recordando el pasaje del evangelio de San Mateo «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños>>(Mt10,25)

Continuando con su homilía, Monseñor le preguntó a los presentes “¿nosotros ante el fracaso, qué hacemos?”. “No todo nos sale bien ni tampoco el éxito es algo que nos acompaña permanentemente. Pero ante el fracaso tenemos que integrar esa situación y experiencia en la oración, y cuando más nos cuesta es cuando hay que volver a decirle que sí al Padre. “Señor no entiendo porque pasa esto, porque permites estas cosas, pero yo te doy gracias y te alabo y te proclamo en mi fe””, sostuvo Monseñor invitando a la comunidad a poner en practica estas palabras.

Ser discípulos mansos y de corazón humilde

Continuando con su homilía, Monseñor Domínguez habló sobre la invitación que nos hace Jesús <<Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré>> (Mt. 11,8). “‘Vengan a mí’ es el camino que tiene que recorrer un discípulo  de Jesús”, afirmó Monseñor. “Ir a Él, aprender de Él porque Él es manso y humilde de corazón”, agregó.

“Ser manso y humilde de corazón significa abrazarse siempre a la voluntad del Padre, en obediencia a lo que Él le pida. Jesús abandona su propio proyecto y hace propio el proyecto del Padre. Aprender de Jesús es hacer precisamente eso, dejar mis proyectos egoístas para abrazar el proyecto del Padre”. 

Finalizando su reflexión sobre el evangelio, Monseñor se detuvo a reflexionar sobre el versículo 30 <<Carguen ese yugo porque mi yugo es suave y la cargue ligera>>. “El yugo de Jesús es el sí al Padre, fruto del amor”, afirmó Monseñor. “‘Cargar el yugo’ nos quiere decir Jesús, “miren ayúdenme conmigo amar al Padre” porque amar es un trabajo por eso es un yugo y una carga, pero es ligera y liviana y a veces, lo que resulta pesado tiene un sabor amargo. ‘Aprendan de mí y carguen mi yugo’ es querernos decir “mirá si tu cruz es pesada y tiene sabor amargura y tristeza y muerte, vení y toma la mía que tiene sabor a resurrección””, sostuvo Monseñor Domínguez.

La oración de San Francisco y su ejemplo de evangelización

En otro fragmento de su homilía, el Administrador Apostólico se refirió a la oración de San Francisco de Asís “Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz”. “Poéticamente es hermosa, pero hay que vivirla” dijo Monseñor. “Que no busque tanto ser amado como amar, ser consolado como consolar, que no busque  tanto ser perdonado como perdonar. Si vivimos esas tres cosas ya seremos buenos discípulos de Jesús”, afirmó.

Monseñor Domínguez exhortó a la comunidad a pedirle a San Francisco que interceda para que seamos instrumentos de paz: “Que aprendamos a buscar amar, consolar y perdonar. Y así entonces, podemos hacer vida el legado de Francisco que bendice y protege este pueblo que lo tiene como patrono”.

“En estas fiestas patronales quiero pedirles a ustedes que esta sea una comunidad parroquial viva, que se note la vida de Jesús aquí en la parroquia. Que como los primeros franciscanos que evangelizaron Real del Padre, también ustedes vayan por todos los rincones de esta extensa parroquia con la obsesión que nadie se quede sin escuchar y recibir el evangelio de Jesús. Que tengamos ese sabor a fraternidad que tanto le gustaba a San Francisco, que seamos hermanos y que contagiemos y testimoniemos el espíritu fraterno que dejó San Francisco a la Iglesia”, concluyó.

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