Nuestra Iglesia

Hoy es la festividad de Santa Rosa de Lima, patrona de América Latina

Isabel Flores de Oliva nació en Lima (Perú) el 20 de abril de 1586 y fue bautizada el 25 de mayo de ese mismo año. Aunque su nombre era Isabel -puesto en honor a su abuela materna-, una india que servía en su hogar la empezó a llamar de cariño Rosa, debido a su belleza y al color que lucían sus mejillas. Poco a poco esa forma cariñosa de llamarla sería adoptada por sus propios padres, aunque su uso se limitó al entorno familiar. 

Rosa recibió una esmerada educación, así como una profunda formación espiritual. En ese proceso, tuvo noticia de la figura de Santa Catalina de Siena, a quien admiraría el resto de su vida. 

En 1597, Santo Toribio de Mogrovejo, entonces Arzobispo de Lima, durante una visita a Quives, le administró el sacramento de la Confirmación. De acuerdo a la costumbre, quien se confirmaba podía recibir un nuevo nombre. Ella recibió el de Rosa. 

Al cumplir 20 años, la familia volvió a la capital. Isabel trabajaba todo el día en el huerto y durante la noche cosía ropa para familias pudientes, con lo que contribuía al sostenimiento de su hogar. A pesar de las dificultades, era una mujer feliz. Para ese entonces, ya dedicaba muchas horas a la oración y a la práctica de la penitencia. 

Su intenso amor por el Crucificado la llevó a hacer un voto de virginidad. Tal amor crecía conforme Rosa se esforzaba por asistir a misa con frecuencia y recibir la comunión casi a diario. 

A pesar de que sus padres intentaron casarla, ella se negó y defendió aquello que entendía como una vocación particular a la que Dios la llamaba. Así, el 10 de agosto de 1606 ingresó como Terciaria en la Orden de Santo Domingo, inspirada por Santa Catalina de Siena, su “maestra espiritual”. Por sugerencia de un sacerdote dominico, aceptó que la llamaran Rosa de Santa María.

Con la ayuda de su hermano Hernando construyó una ermita en un rincón del huerto de su casa, donde oraba y se mortificaba. Ahí, de jueves a sábado, comenzó a tener experiencias místicas, entre las que se contaba los sufrimientos de la Pasión.

En sus últimos años de vida, la salud de la santa decayó mucho y tuvo que ser recibida en casa de una familia de esposos muy piadosos, Don Gonzalo de la Maza y  Doña María Uzategui. La pareja la consideraba como una hija y velaron por ella por casi tres años, hasta el día de su muerte.

En medio de los sufrimientos a causa de su débil salud, Rosa oraba así: “Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor”.

Santa Rosa de Lima murió el 24 de agosto de 1617 a los 31 años. Fue canonizada por el Papa Clemente X en 1671 y se convirtió en la primera santa de América. El mismo Pontífice la declaró patrona principal del Nuevo Mundo (América), Filipinas e Indias Occidentales.

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