Nuestra Iglesia

“Hoy, a pesar de todo, reafirmamos nuestra convicción de que la paz es más fuerte que la guerra”

“La trágica disminución de los discípulos de Cristo, aquí y en todo Oriente Medio, es un daño incalculable no sólo para las personas y las comunidades afectadas, sino para la misma sociedad que dejan atrás”, afirmó Francisco.

“Hoy, todos elevamos nuestras voces en oración a Dios omnipotente por todas las víctimas de la guerra y de los conflictos armados. Aquí en Mosul las trágicas consecuencias de la guerra y de la hostilidad son demasiado evidentes. Es cruel que este país, cuna de la civilización, haya sido golpeado por una tempestad tan deshumana, con antiguos lugares de culto destruidos y miles y miles de personas —musulmanes, cristianos, los yazidíes, que han sido aniquilados cruelmente por el terrorismo, y otros— desalojadas por la fuerza o asesinadas”.

“Hoy, a pesar de todo, reafirmamos nuestra convicción de que la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, la esperanza es más fuerte que la muerte, la paz es más fuerte que la guerra. Esta convicción habla con voz más elocuente que la voz del odio y de la violencia; y nunca podrá ser acallada en la sangre derramada por quienes profanan el nombre de Dios recorriendo caminos de destrucción”.

Antes de rezar por todas las víctimas de la guerra en esa ciudad de Mosul, en Irak y en todo el Oriente Medio, el Papa compartió unos pensamientos:

“Si Dios es el Dios de la vida —y lo es— a nosotros no nos es lícito matar a los hermanos en su nombre.
Si Dios es el Dios de la paz —y lo es— a nosotros no nos es lícito hacer la guerra en su nombre.
Si Dios es el Dios del amor —y lo es— a nosotros no nos es lícito odiar a los hermanos”.

“Ahora recemos juntos por todas las víctimas de la guerra, para que Dios omnipotente les conceda la vida eterna y la paz sin fin, y los acoja con su abrazo amoroso. Y recemos también por todos nosotros, para que, más allá de las creencias religiosas, podamos vivir en armonía y en paz, conscientes de que a los ojos de Dios todos somos hermanos y hermanas”, concluyó Francisco.

Mostrar más
Botón volver arriba