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Francisco: El mundo está sediento de paz como del agua

“El agua debe convertirse en un símbolo de acogida y bendición, un motivo de encuentro y colaboración que aumente la confianza mutua y la fraternidad”. Así lo expresa el Papa Francisco en un mensaje, a firma del cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, dirigido a los participantes en el IX Foro Mundial del Agua, que desde hoy y hasta el próximo 26 de marzo, se realiza en Dakar, Senegal, sobre el tema “Seguridad del agua para la paz y el desarrollo”.

Tras considerar los numerosos retos actuales y futuros que representa el agua, su protección y distribución para la humanidad, el mensaje del Pontífice, leído ante la platea mundial por el cardenal Michael Czerny prefecto ad interim del Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral, pone su acento precisamente en la amenaza que se cierne sobre los recursos hídricos por factores como la contaminación, los conflictos, el cambio climático y el abuso de los recursos naturales. Pero, sobre todo, como un bien precioso para la paz.

El agua no es mercancía negociable

“Nuestro mundo está sediento de paz, de este bien indivisible que requiere el esfuerzo y la contribución constante de todos y que se basa, en particular, en la satisfacción de las necesidades esenciales y vitales de cada ser humano”, subraya el mensaje del Papa, al tiempo que advierte que el agua “no puede considerarse simplemente como un bien privado, que genera beneficios mercantiles y está sujeto a las leyes del mercado”.

En este contexto, se recuerda que el derecho al agua potable y al saneamiento están estrechamente vinculados al derecho a la vida y, por lo tanto, “arraigado en la dignidad inalienable de la persona humana”. El acceso al agua y al saneamiento es, de hecho, un “derecho humano primario, fundamental y universal, porque determina la supervivencia de las personas”.

Agua potable: una deuda social

“El mundo tiene “una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable”, pero también con todos aquellos para los que las fuentes tradicionales de agua potable han sido contaminadas hasta el punto de ser inseguras, destruidas por las armas y convertidas en inutilizables, o secadas como resultado de una mala gestión de los bosques”, denuncia el Pontífice.

Luego de reportar que más de 2.000 millones de personas carecen de acceso al agua potable y/o al saneamiento, el Santo Padre hace un llamamiento a todos los responsables políticos y económicos, a las distintas administraciones, a quienes están en condiciones de dirigir la investigación, la financiación, la educación y la explotación de los recursos naturales y del agua en particular, para que sirvan al bien común con dignidad, determinación, integridad y espíritu de cooperación.

Agua como vehículo de cohesión social

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