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El Papa reitera la importancia de proteger la vida contra los intentos de legalizar el aborto en Argentina.

La carta del Pontífice, dirigida a la diputada Victoria Morales Gorleri, responde a la carta enviada al Papa por un grupo de madres de las villas, una red de mujeres que, desde el 2018, luchan por la protección de los no nacidos, especialmente en los barrios populares de Buenos Aires. En particular, las firmantes de la carta pidieron el apoyo de Francisco en su compromiso contra la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, actualmente muy debatida en el país.

En su respuesta, el Pontífice agradece “de corazón” a las mujeres de las villas, expresando su admiración por “su trabajo y su testimonio” y animándolas a seguir adelante. “La patria está orgullosa de tener mujeres así”, asegura el pontífice, subrayando que “sobre el problema del aborto hay que tener presente que no es un asunto primariamente religioso sino de ética humana, anterior a cualquier confesión religiosa”.

“Hace bien hacerse dos preguntas: “¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema?”

En la conclusión, además bendecirlas, el Papa agradece a las mujeres “por todo lo que hacen”, y pide que no se olviden de rezar por él, asegurando también sus oraciones por ellas.

Nuestra voz, como la de los niños por nacer, nunca es escuchada

Por su parte, las mujeres de las villas, en su misiva, expresan sus quejas al Papa, sobre todo porque el proyecto de ley sobre el aborto ha sido presentado por muchos sectores como una solución fácil para las adolescentes que viven en la periferia y se enfrentan a embarazos inesperados. “Nos invadió un frio terror de solo pensar que ese proyecto va dirigido a las adolescentes de nuestros barrios”, escriben las mujeres, y está “orientado a cultivar la idea de que el aborto es una posibilidad más dentro del abanico de métodos anticonceptivos y que inclusive las principales usuarias debemos ser las mujeres pobres”.Nuestra voz, como la de los niños por nacer, nunca es escuchada”– insisten. “No nos quieren escuchar, ni los legisladores ni los periodistas. Si no tuviéramos a los curas villeros que levantan la voz por nosotros estaríamos aún más solas”. “Nuestras hijas adolescentes y las futuras generaciones, van creciendo con la idea de que nuestra vida es la no deseada y que no tenemos derecho a tener hijos por ser pobres”. De ahí el llamamiento final al Pontífice para recibir su apoyo: “Le pedimos que nos ayude haciendo oír nuestra voz”.

 

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