Nuestra Iglesia

“El Espíritu Santo crea la armonía de la Iglesia y el mal espíritu destruye”

“Por un lado está el Señor, está el Espíritu Santo, que hace crecer a la Iglesia, y siempre crece más: esto es verdad. Pero por otro lado está el espíritu maligno que trata de destruir la Iglesia. Siempre es así. Siempre es así. Se sigue adelante pero luego el enemigo viene tratando de destruir. El balance siempre es positivo a la larga, pero ¡cuánto esfuerzo, cuánto dolor, cuánto martirio!”, dijo el Papa.

“Por un lado la Palabra de Dios que hace crecer y  por otro lado la persecución”. “¿Y cuál es el instrumento del diablo para destruir la proclamación del Evangelio? La envidia. El Libro de la Sabiduría lo dice claramente: “Por la envidia del diablo el pecado ha entrado en el mundo” – envidia, celos… Siempre este sentimiento amargo, amargo”, continuó.

“La Iglesia va adelante entre las consolaciones de Dios y las persecuciones del mundo”. Y a una Iglesia “que no tiene dificultades le falta algo” y “si el diablo está tranquilo, las cosas no van bien”. Siempre la dificultad, la tentación, la lucha… los celos que destruyen. El Espíritu Santo crea la armonía de la Iglesia y el mal espíritu destruye. Hasta hoy. Hasta hoy. Siempre esta lucha”. Y “el instrumento de estos celos” – observa – son “los poderes temporales”. 

El Papa concluyó con una exhortación: “Tengamos cuidado, tengamos cuidado con la predicación del Evangelio” para no caer nunca en la tentación de “poner nuestra confianza en los poderes temporales y en el dinero”. La confianza de los cristianos es Jesucristo y el Espíritu Santo que Él envió y precisamente el Espíritu Santo es la levadura, la fuerza que hace crecer a la Iglesia. Sí, la Iglesia avanza, en paz, con resignación, alegre: entre las consolaciones de Dios y las persecuciones del mundo”.

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