La Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia (CEVILAF), en un comunicado, manifiesta su preocupación por la nueva campaña del Ministerio de Salud de Argentina dirigida a adolescentes y jóvenes, inclusive menores de edad, en torno al acceso a métodos anticonceptivos y esterilizantes prácticamente irreversibles como la vasectomía y ligadura de trompas.
“La exigencia ética de promover una paternidad responsable – afirma la CEVILAF – nunca debe abrir camino a métodos que atentan contra la dignidad de la persona, que acotan la noción de libertad humana o que cargan con la responsabilidad sobre personas que aún no han alcanzado la madurez necesaria para decidir sobre procesos irreversibles”.
Una humanidad en jaque
La comisión de la Conferencia episcopal argentina (CEA) episcopado argentino reflexiona sobre el progresivo debilitamiento de la conciencia sobre la vida y sobre la condición humana, que emerge con fuerza en la agenda pública con campañas, proyectos de ley y acciones que favorecen el tema del aborto, la eutanasia y tantos otros debates que “ponen en jaque los fundamentos más profundos de la humanidad”.
“Este debilitamiento reduce la condición humana a una simple materialidad y queda expuesta sólo a criterios de eficiencia basados en datos, a veces sólo estadísticos”. Los obispos cuestionan el hecho de que no se tiene en cuenta “la existencia de la persona y su trascendencia”, y queda peligrosamente desconocida la dignidad de los excluidos, los ancianos, los pobres, los enfermos y los niños por nacer.
No abortar un proyecto de futuro
Por último, la CEVILAF denuncia que dichas campañas en lugar de atentar contra la dignidad de los jóvenes deberían plantearse “por qué los jóvenes no pueden proyectar un futuro, por qué tienen miedo o dificultades reales para vivir su sexualidad, prepararse a ser progenitores y formar una familia”. En este contexto, la nota del episcopado subraya que más bien se debe trabajar en función de asegurar mejores condiciones de vida, educación, oportunidades laborales y seguridad, para que, “lejos de seguir recortando el horizonte de nuestros jóvenes, integremos mejor el profundo anhelo de una vida digna y llena de esperanza”.