
Este 10 de septiembre, en el marco del Día Mundial de Prevención del Suicidio, la Comisión Episcopal de la Pastoral de la Salud emitió un fraterno y urgente llamado a la reflexión.
Desde el Año Jubilar de la Esperanza (Spes non confundit), la Iglesia recordó que el suicidio sigue siendo una herida profunda en la sociedad. En el mundo, cada 40 segundos una persona decide quitarse la vida. En Argentina, la cifra asciende a más de 3.300 muertes anuales, un dato que interpela y convoca a una respuesta solidaria y esperanzada.
“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10), recordaron los obispos, subrayando que la vida es un don de Dios que debe ser cuidado y promovido.
El mensaje anima a que las comunidades parroquiales sigan siendo espacios de contención, escucha y cercanía, donde nadie se sienta juzgado por su dolor y donde la soledad pueda transformarse en acompañamiento fraterno.
La Comisión Episcopal invitó también a elevar una oración por las víctimas y sus familias, pidiendo a Dios la gracia de reconocer los signos de sufrimiento, acompañar con ternura y sostener con gestos de misericordia.
Finalmente, el comunicado concluye con una súplica para que este tiempo jubilar fortalezca en todos el don de la esperanza: la certeza de que nadie está solo.