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Card. Poli: San Expedito, ayúdanos a conseguir la paz que empieza en el corazón

Con una misa presidida por el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Aurelio Poli, la comunidad del santuario de San Expedito, en el barrio porteño de Balvanera, celebró este 19 de abril las fiestas patronales.

Una gran cantidad de fieles se dio cita en el santuario, donde la celebración se llevó a cabo al aire libre y fue acompañada de una procesión con la imagen del santo de las causas urgentes, que genera gran devoción en la Argentina.

En su homilía, el cardenal Poli contextualizó el festejo en la Octava de Pascua que la Iglesia católica celebra por estos días. “Todos estos días, estamos celebrando las apariciones de Jesús Resucitado, que se apareció muchas veces, durante 40 días antes de irse a la Casa del Padre”, señaló.

“¿Y ustedes saben cómo saludaba Jesús al comienzo? Los Evangelios coinciden en esta frase: cada vez que se encontraba con sus discípulos, con la multitud de discípulos y discípulas que lo seguían a Jesús, y hasta con la multitud, Jesús los saludaba así: ‘La paz esté con ustedes’”, recordó.

“En cada misa, al comienzo repetimos esta frase y lo hacemos vivo a Jesús. Jesús se presenta como el Señor de la Paz. Nos trae la paz de Dios, que permanece en el corazón de cada uno de nosotros a partir del Bautismo. Porque con el Bautismo somos sumergidos en su Pascua, en su muerte y su resurrección”, afirmó el cardenal.

En referencia al Evangelio, reparó en una Bienaventuranza, la que Jesús utilizó como saludo: “Bienaventurados los que trabajan por la paz porque llegarán a ser hijos de Dios”.

“Ustedes saben que por el Bautismo, el Evangelio nos llama hijos de la resurrección, porque hay un segundo nacimiento. Por el Bautismo nacimos a la vida eterna, a la vida de Dios. Y Jesús nos llama hijos de la resurrección”, señaló.

“Estas Bienaventuranzas son como una carta, la carta magna que Jesús nos dejó. Quien sigue estas Bienaventuranzas, dice el papa Francisco, empieza a hacer un caminito hacia la santidad”, aseguró, citando al Santo Padre.

En ese sentido, sostuvo: “La paz es madre del amor, porque la paz genera todas las demás virtudes. No por nada Jesús empezó por la paz. Él es la paz y nos lo demostró en la Pasión, fue con una mansedumbre, que es la virtud de la paz. A pesar de que lo flagelaron, lo escupieron, abofetearon, lo cargaban, Jesús no contestaba nada. Dice el profeta Isaías, anunciando las profecías, que iba como un corderito al matadero, ofrecía su espalda a quienes lo castigaban, y siempre mantuvo la paz. Porque su causa era tan grande, su causa éramos nosotros. Él estaba pensando en nosotros”, subrayó.

“Pero Dios no quiso que Él permaneciera en la muerte, quiso que venciera a la muerte desde dentro, y por lo tanto la paz de Jesús triunfó. Y cada vez que celebramos la Pascua, nos acordamos de estas Bienaventuranzas. Hoy queremos llevarnos, en este día de San Expedito, la paz a nuestras casas. Y una consigna: pedirle a San Expedito, ‘ayúdanos a conseguir la paz que buscamos’”

“San Expedito tiene un traje de soldado. Su capa roja es la de los pretorianos, que daban la vida por el César, pero cuando conoció a Jesús, en el tiempo de San Expedito, conoció el Evangelio de Jesús, las Bienaventuranzas. Y en el momento en que tuvo que dar testimonio de la fe, no manoteó la espada de soldado, se acordó de que Jesús se ofreció mansamente, y él también se ofreció al martirio dando testimonio de la fe, por eso tenemos la palma de la paz, la palma del martirio, imitando a Jesús, porque sabía que si no, no iba a conquistar lo que la bienaventuranza nos proponía. Él quería ser hijo de Dios”, valoró.

“San Expedito fue al martirio entendiendo que tenía que llevar la paz, imitar a Jesús, manso y humilde de corazón”, insistió.

“Los argentinos no estamos en paz, no está el mundo en paz. ¿Pero de dónde nace la paz? La paz comienza por el corazón de cada uno. Si uno toma la lección del Evangelio, y se lleva esta bienaventuranza en su memoria y en su corazón, si somos capaces de obrar en consecuencia, entonces vamos a imitar a San Expedito y a todos los santos que se ofrecieron por Jesús”.

“Si hay paz en la familia, entonces celebramos la Pascua. Si hay paz, somos capaces de perdonarnos y pedir perdón. Si hay paz en nuestro corazón, todos los demás no son enemigos. Un corazón en paz es un corazón libre, vivamos la libertad de los hijos de Dios”, exhortó.

 

Fuente: Aica

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