Espiritualidad

¿Cansado de ser catequista? ¿No ves ningún fruto? 12 claves para «reavivar el fuego por evangelizar»

De «querer comerse el mundo», a desanimarse, ¡a perseverar!, según Bernabé Rico

“La vida espiritual es muchas veces como un globo aerostático, puede que al principio esté un poco decaída, pero si le metes el fuego del Señor, entonces es cuando vuelas, es cuando subes”, comentó el sacerdote Bernabé Rico, en el último encuentro europeo de catequistas de LifeTeen, celebrado del 3 al 5 de marzo en Montserrat (Barcelona).

A menudo se escucha a personas reconocer que les encantaría vivir en un eterno retiro espiritual o sentir siempre esa pasión imparable de cuando uno empieza a evangelizar. “Seguro que empezaste como catequista queriéndote comer el mundo y ahora tu ilusión ha decaído un poco. Pues es lo normal, pero no lo fundamental”, continuó diciendo Bernabé en el encuentro de LifeTeen, un método consolidado de catequesis para adolescentes.

Para redirigir la ruta hacia Dios del catequista desilusionado, como si de un GPS se tratara, el joven sacerdote eldense, destinado en la parroquia madrileña de San Clemente Romano de Villaverde Bajo, enumera doce claves muy esperanzadoras y bastante necesarias:

1- Analiza en qué punto estás

“Primero debes reconocer cómo estás, cómo está tu corazón, cómo está esa ilusión del principio. A lo mejor ha decaído, pero esa ilusión inicial es muy emocional, y las emociones van y vienen. Esa ilusión es parte del proceso, es cierto, todos necesitamos al principio ese fuego que nos empuje, que nos lance, que nos ponga en vuelo. Pero, en la vida espiritual, no vivimos siempre arriba. La clave es saber qué haces con esos momentos de bajón. Seguir a Cristo nunca deja de ser espectacular, pero sí hay que saber qué hacer con esa desilusión”.

2- No te quedes en lo superficial

“En la vida, por un lado, está el nivel superficial, donde están nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras emociones… que van y vienen continuamente, y todo eso se lo lleva el viento, como nuestra ilusión inicial… y, por otro, hay un estrato más profundo, al que el Señor nos invita continuamente, a ir a la raíz, a remar mar adentro”.

“La ilusión inicial no siempre es necesaria, y, si no la tienes, no quiere decir que tengas que abandonar. Necesitamos ir a lo profundo, ahí están nuestras convicciones, ahí están nuestras seguridades, nuestros apoyos y ahí es donde el Señor nos invita a vivir“. 

“Muchas veces vivimos en la emoción del momento, queremos vivir en la cresta de la ola, pero una ola dura poco, es atractiva, pero dura poco. La ola además se lleva muchas cosas, se lleva todos esos sentimientos… y nosotros necesitamos estar en el suelo, bien firmes, y será allí donde veremos cómo lo que permanece es lo auténtico, la vocación, la llamada a ser catequista… eso es lo más importante“.

3- La desilusión es una oportunidad

“No mires el momento en el que decae la ilusión como algo malo. Hay que verlo como una oportunidad, es un tiempo de purificación, de acrisolar el corazón, de ratificarme en mi vocación, de perfección… es un tiempo mucho mejor que esa ilusión del principio“.

Si eres catequista no es por los frutos, porque vayas a convertir a todos los chicos o por lo buena persona que eres. Si eres catequista es por Dios, porque Él te ha llamado, porque crees que debes dar gratis lo que has recibido gratis, porque quieres entregar ese amor, porque cuando se derrama la gracia del Espíritu sobre ti, ya no lo puedes abarcar, y lo necesitas dar. Cristo es el tesoro de tu vida, no dejes que la ola emocional te confunda“. 

Del 3 al 5 de marzo de 2023 se celebró en Montserrat (Barcelona) el encuentro anual de jóvenes catequistas de LifeTeen (Foto: Alex Pozuelo para LifeTeen).

4- No escuches los malos pensamientos

“A veces los pensamientos nos rondan la cabeza y nos dicen que abandonemos, que no merece la pena… a las seducciones del demonio hay que responderlas con una palabra de Dios… Los discípulos siempre se excusaban para no seguir a Jesús, y nosotros muchas veces también decimos ‘si viviéramos en la época de Jesús, sería todo más fácil’… pues yo te digo que sería igual, porque ahora también vives con Jesús…”.

“Después del Discurso del Pan de Vida muchos discípulos abandonaron a Jesús, y Él preguntó al resto, si también ellos se iban a ir. Cristo nos invita a hacer como Pedro, en pobreza, sin entender muy bien: ‘Señor, solo Tú tienes palabras de vida eterna’. Ser discípulo de Jesús no es sencillo, es una aventura para valientes. Déjale a Él que ponga esa fidelidad en ti”. 

5- La clave de permanecer es la oración

“‘Permaneced en Mí y yo en vosotros, porque, sin Mí, no podéis hacer nada‘. Muchas veces vivimos como locos buscando convertirnos a nuestra fidelidad hacia Dios, y el Señor nos dice que nos tenemos que convertir a la fidelidad de Dios hacia nosotros. De eso va todo, de permanecer en el Señor, de permanecer en la vid, y de nosotros ser los sarmientos. Para eso es muy importante la oración, si no quieres rezar… no tienes nada que hacer. Sin oración, no podemos ser nada, no podemos ser catequistas, no se puede vivir de las rentas”. 

6- No abandones en plenas dudas

“Cuando digas ‘yo ya no quiero permanecer’ y te asalte la tentación, recuerda a San Ignacio: ‘En tiempo de desolación, no hacer mudanza’. Cuando digas que ya estás cansado de aguantar, justo ese no es el momento de abandonar, cambia mejor cuando estés en consolación, cuando estés bien, porque entonces seguramente podrá ser de Dios“.

“La ilusión inicial no es necesaria siempre, y, si no la tienes, no quiere decir que tengas que abandonar. Necesitamos ir a lo profundo, ahí están nuestras convicciones”.

7- Recuerda que Dios es el que elige

“‘No sois vosotros los que me habéis elegido, soy Yo el que os he elegido a vosotros‘. Si tienes que pedirle cuentas a alguien es a Dios, no al cura, ni a un amigo… Si miras desde la superficie, desde el vaivén emocional, siempre encontrarás excusas… Pero si lo haces desde la fe, verás que el Señor es el que te trae y esa debe ser tu alegría”. 

“Ser catequista o misionero no es una etapa, es una necesidad, yo necesito anunciar el Evangelio. El único motivo por el que eres catequista es porque el Señor te ha llamado. No fue aquel cura el que te engañó, es el Señor el que te ha llamado, es el que te ha embarcado en esta aventura”. 

8- Reúnete con otros catequistas como tú

“Cuando el Señor pregunta si nosotros también le vamos a abandonar lo hace en plural. Yo os invito a que tengáis reuniones para comentar juntos las gracias que Dios derrama en la vida de cada uno de vosotros, para alabar juntos, para que el espíritu de derrota no os gane la partida. A lo mejor tú ves que no estás dando ningún fruto, pero un hermano sí, y lo comparte en esa reunión”. 

9- No importa que te aburras con el Señor

“Hay que aprender a aburrirse con el Señor. El que ama de forma madura, verdadera… es aquel que logra permanecer. Es el que tiene un amor que no depende de cómo estoy. Ser catequista es nuestra vida entera, significa que no queremos vivir ya para nosotros mismos. Puedes no tener la ilusión del principio, pero no dejes de pedírsela: ‘Señor, ilusióname, apasióname, enamórame'”.

10- Recuerda lo que te motivó a seguirlo

“Muchas veces hemos abandonado el amor primero, yo os invito a que volváis a los motivos que os llevaron a ser catequista, que volváis al principio, que os preguntéis por qué estás tú aquí. Cómo estaba antes de venir y cómo estás ahora… El Señor es la fuerza. Esta es su obra y Él quiere que volvamos una y mil veces a ese amor primero que nos dio la vida”. 

11- Dios hace nuevas todas las cosas

“El Señor hace nuevas todas las cosas, no creas que ya lo has visto todo. Si tienes ojos de fe, verás que no todo es lo mismo, que no todo está igual que siempre, que en cada catequesis el Señor obra, que todo esto es un espectáculo. Solo necesitas abrir bien los ojos“. 

Aquí puedes ver un vídeo de presentación del encuentro europeo de catequistas de LifeTeen, donde el padre Bernabé habló de las doce claves para recuperar la ilusión de evangelizar.

12- Lo mejor siempre está por llegar

“El Señor está guardando el vino bueno para el final, no hemos visto lo mejor todavía, no nos lo sabemos todo, vamos a ver muchas más cosas todavía, hemos de ver cosas mucho mayores. Déjate sorprender por el Señor, te va sorprender cada día con maravillas. Si dejas que el Señor te encienda con su fuego, vas a alucinar, vas a ver vidas cambiadas, empezando por la tuya. Todos queremos volar alto y no dejarnos llevar por las corrientes de aire, por eso os pido que renovéis vuestra vocación con una oración al Señor”.

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