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“Dejemos que la Pasión de Jesús nos penetre bien profundo el corazón”

“Queridos hermanos que bien que nos hace al comenzar esta Semana Santa escuchar la Pasión del Señor. Nos hace bien porque le hemos pedido en la oración al Señor que aprendamos las enseñanzas de la Pasión para poder participar en la gloria de su Resurrección”, comenzó diciendo en su homilía, Mons. Fr. Carlos María Domínguez, el pasado domingo 10 de abril, al presidir la Celebración del Domingo de Ramos y dando inicio así, a la Semana Santa 2022.

Mons. Domínguez invitó a todos, a que en algún momento, “en actitud de oración, actitud discipular” leamos entera la Pasión según San Lucas “para precisamente aprender de sus enseñanzas”. “Este año nos toca el relato de Lucas, no solo nos cuenta que sucede, sino que cuando vamos leyendo nos hace meternos en la escena y escenografía de los acontecimientos”, explicó el Administrador Apostólico.

“Para entender bien lo que nos quiere decir al relatar a su estilo la Pasión de Jesús tenemos que remontarnos a las tentaciones de Jesús en el desierto. Ahí fue el primer combate de Jesús contra Satanás. Como Jesús venció al Diablo, este último se marchó esperando el momento oportuno. Este es el momento en que el vuelve a actuar”, expresó Monseñor.

“Y si somos distraídos podemos pensar que todo va saliendo según los planes del diablo. De hecho, él utiliza instrumentos, personas, que le ayudan en su plan de vencer a Jesús. El primero de ellos, tal vez el más doloroso y el que más herida causó en la herida de Jesús ha sido Judas, uno de ellos, Judas traicionó la amistad del maestro, el amor del maestro. Alguien que compartió la vida, enseñanzas, y fue testigo de los milagros de Jesús durante tres años, ahora traiciona al maestro, abandonando esa fidelidad a la amistad por amor al dinero. Después cuando a Jesús lo van a prender en el huerto de Getsemaní, en diálogo con los sumos sacerdotes y soldados les dice ‘porque no me agarraron cuando estaba en el templo enseñando. Esta es la hora de ustedes, la hora de las tinieblas’. Satanás otra vez utiliza estos instrumentos para prender a Jesús. Después Herodes, Pilatos, la multitud, etc, etc. Daría la sensación que toda esta pasión y agonía de Jesús está teñida en un manto de tinieblas, que todo es oscuro, es noche”, dijo Mons. Carlos María.

“Sin embargo”, resaltó Monseñor, “aparecen unos personajes luminosos”. “Simón de Cirene que lleva la cruz hasta el final. Las mujeres de Jerusalén que lloran ante el paso de Jesús camino al Calvario. El buen ladrón que ve que en Jesús, perdonando hasta el final, tal vez tenga una última oportunidad en su vida, y por eso le arrebata el paraíso. ‘hoy estarás conmigo en el paraíso’. Un discípulo llamado José que recoge el cuerpo de Jesús. Las mujeres al pie de la cruz. Todos son personajes que como chispa de luz, van iluminando ese escenario de tinieblas que es la pasión y muerte de Jesús”.

El protagonista no es Satanás, es Jesús

“No nos engañemos, no nos distraigamos”, señaló Mons. Domínguez, “porque el protagonista no es satanás, es Jesús”.

“Jesús dejando de lado la condición divina se hizo hombre y se humilló hasta la muerte y la muerte de Cruz. Por eso cuando llegó la muerte de la crucifixión, Jesús había entregado todo al Padre. Satanás no tenía más nada que arrebatarle, porque la vida de Jesús fue entregada, no fue un simple asesinato. Él la entregó libremente al Padre. Y ahí, en la cruz, se enciende la luz más grande de todos los tiempos, y de toda la historia, porque en la cruz hay victoria definitiva, total, radical y para siempre”.

“Vemos que la pasión está formada por paradojas, por contrarios: amistad y traición, entrega y arrebatamiento, aclamación y condena a muerte, muerte y vida. Pero desde Jesús que se subió a la cruz, a través de esa victoria, no hay muerte que pueda atar la vida que Jesús nos trajo”, expresó Monseñor.

“Así también es nuestra vida, a veces está llena de paradojas, misterios y contradicciones. Jesús las asume, las redime. Jesús hace que a través de la pasión podamos recibir la luz que viene de la cruz”, afirmó Monseñor Domínguez.

“Dejemos entonces que la pasión de Jesús nos penetre bien profundo el corazón. Volvamos en esta Semana Santa a adquirir la capacidad de asombro. No vale que ya conozcamos el final y pensando que todo esto va terminar bien. Dejemos penetrarnos por cada acontecimiento, dejemos asombrarnos no simplemente admirarnos. Asombrarnos para que ese asombro nos haga profundizar en la enseñanza de la pasión y para que también podamos cambiar de vida”.

“Todo esto tiene un fundamento, es el amor de Jesús al Padre y a cada uno de nosotros. Todo esto tiene un motivo, la fidelidad de Jesús al Padre y todo esto tiene una finalidad: cada uno de nosotros, vos y yo, por vos y por mi, Jesús vivió todo esto. Por eso leyendo la pasión y dejándonos penetrar por sus enseñanzas, démosle gracias al Señor diciéndole: gracias por amarnos tanto, gracias por amarme siempre, gracias porque por tu dolorosa pasión nos ha abrazado tu misericordia”, concluyó Monseñor Carlos María.

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