Cultura

Se trasmitirá en vivo la Fiesta de Nuestra Señora del Valle

La transmisión comenzará este sábado a las 17 h. y se podrá seguir a través de la fanpage del Obispado de San Rafael y en el de la Parroquia Nuestra Señora del Valle. También se podrá ver desde el canal de youtube de Productora San Gabriel.

Historia de la imagen

Hace 400 años, cuando caía la tarde, un indio al servicio de Don Manuel de Salazar andaba por los ásperos parajes recogiendo alguna majada, allí en el silencio de la tarde oyó unas voces y ruido de pisadas. Al escuchar esto decide esconderse y esperar pacientemente para poder descubrir de qué se trataba.

Volvió al amanecer del día siguiente y caminó unos cinco kilómetros desde el pueblo de Choya, y subió la quebrada como unas quince cuadras, cuando de pronto vio en una pendiente muy inclinada y a unos siete metros de altura, un nicho de piedra muy bien disimulado. Todo esto aumentaba su curiosidad y su afán de descubrir el misterio lo llevó a trepar hasta el nicho. Y  con asombro vio que al fondo se descubría una Imagen de la Santísima Virgen María. Era pequeñita, muy hermosa, era como las que había visto en la casa de los españoles, de rostro moreno, y tenía las manos juntas.

Seguramente pasaron algunas semanas, quizás varios meses hasta que el indio, seguro de su descubrimiento le cuenta todo a su amo. Le dijo que había visto a la pequeña imagen, que estaba allí entre las piedras, que era morenita como los indios y que por eso la querían y que él también había aprendido a amarla.

Profundamente interesado, Don Manuel de Salazar, averigua una y otra vez los pormenores del descubrimiento de la imagen. Se preguntaba si realmente existía una imagen de la Virgen María o si todo esto no sería causa de que los indios volvieran a sus antiguas idolatrías, muchos fueron sus pensamientos acerca de lo relatado por el indio y decidió cerciorarse personalmente yendo al lugar donde decía su servidor había visto la imagen.

Salió con el nativo, desde su vivienda en la población de Motimo, hoy San Isidro, y se dirigió con su guía e informante hacia el lugar y el nicho mencionados.

Los pobladores choyanos no sabían por qué, pero aquella imagen, morena como sus rostros, pequeñita y humilde como sus vidas ignorantes y sencillas, parecía volverlos dichosos y fuertes en esos años de opresión y dura servidumbre, bajo el dominio de los conquistadores españoles. Ella les brindaba la esperanza, la alegría, por eso no permitirían que se la llevasen. No tenían armas y en caso de tenerlas, no hubiesen sido capaces de utilizarlas ante aquel nicho lleno de luz para sus almas. Pero sí tenían, la súplica de sus varones, las lágrimas de sus mujeres y el rogar de los pequeños.

Y llegó Salazar hacia el anochecer,  con el fin de sorprenderlos en lo que imaginaba orgía y desorden. Nada de eso, sí un silencio expectante y un completo y verdadero recogimiento.

Al llegar el Administrador del Valle, trepa con el indio hasta la entrada de la gruta, y la encuentra tal cual el servidor la describiera. No cabía duda, era la Imagen de la Reina del Cielo en la soberana advocación de Pura y Limpia Concepción.

De inmediato determina no dejar un momento más la Imagen en aquella agreste cueva. Los indios comienzan a manifestar su descontento y expresar que era suya, que la querían, que Ella los cuidaba y defendía.

Salazar insiste en la determinación y la resistencia de los indios es mayor. Comienzan las lágrimas y los ruegos, pero el conquistador colono se mantiene firme y allí mismo la carga y la lleva a su casa.

La Virgen vuelve a su Gruta

Salazar, al amanecer de un día de tantos, llegó a visitar a su “Reinecita Morena”, pero no la encontró. No se desconcertó pensando que su mujer sabría de Ella, tal vez la habría cambiado de lugar o prestado a algún vecino. Su mujer aseguró haberla visto la noche anterior y no sabía que hubiera entrado alguien en la casa.

Entonces el colono comenzó a dudar del indio. Aquel indio quería mucho a la Imagen. Lo llamó entonces y un tanto inquieto lo interrogó, pero el indio contestó no saber nada. El también la había visto la noche anterior en su repisa.

El administrador siguió buscándola durante toda la mañana  en casa de vecinos y amigos, la buscó por todas partes. ¿Sería posible que se sintiera tan inquieto y triste por no encontrar aquella imagen?.Es que la Madre del Cielo se había adentrado hondamente en su viejo y bondadoso corazón, por intermedio de aquella imagen morenita y sencilla.

¿Estaría  de nuevo en su gruta? , se preguntó. Y dirigiéndose hacia allí, llegando al lugar, trepó decididamente hasta el mismo sitio del que sacara la Imagen y prodigiosamente allí estaba. Tal cual la viera la primera vez, sin flores ni cirios ni ningún rastro de alguien que hubiera estado allí antes que él.

Apresuradamente la levantó como si fuera algo vivo, la acarició, la besó reverente y se la llevó de nuevo. Llegado a su casa la colocó en su sitio, y día y noche multiplicó la vigilancia. Pero todo fue inútil: varias veces debió viajar a la gruta de Choya, a “capturar a la fugitiva”.

Fuente: morenitadelvalle.com.ar

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