Akiko nació en Madrid y se bautizó a los 5 años, siguiendo el pedido de su abuela en el lecho de muerte a su padre. Decidió estudiar medicina en la Universidad de Navarra (España), aunque su sueño era estudiar en Estados Unidos, pues consideraba que una de sus prioridades era discernir lo que Dios quería de ella.
“Durante el tiempo de preparación para el examen MIR (examen final que deben tomar los estudiantes de medicina en España), vivía en una casa con las adoratrices, ese fue mi primer contacto con la vida religiosa, aunque nunca pensé que me haría acabar siendo monja y mucho menos enclaustrada”.
Empezó a trabajar como médica cirujana torácica en Madrid y durante este periodo “rezaba a Dios para que me mostrara lo que Él quería de mí” . Mientras tanto, “me encontraba con pacientes a los que había salvado de la muerte y pensaba que allí era donde Dios quería que estuviera”.
El Jueves Santo, mientras conducía y rezaba el rosario, volvió a preguntar a Dios: “¿Qué quieres de mí?”. “En ese momento supe lo que significaba ser carmelita descalza. Tuve una paz profunda de saber que le estaría cantando a Dios como un pajarito y que Dios siempre estaría conmigo” .
En entrevista con el sitio web Diario Médico, dijo sobre su decisión: “Me dedicaré a la Medicina del Alma”
En abril de 2012 comunica su decisión a su familia y, en agosto de ese año, ingresa en el Convento del Buen Pastor de Zarautz, en Guipúzcoa, (España), y asegura: “Si dejas que Dios entre en tu vida, las cosas suceder milagros en él. Cada mañana pienso y digo: soy carmelita, soy feliz y soy libre y eso no lo cambio por nada en este mundo” .