
Un grupo de sacerdotes y monjas de la arquidiócesis de Rosario expresaron su preocupación por la violencia en los barrios de la ciudad y advirtieron que el impacto de la pandemia en la economía y el déficit en el funcionamiento de instituciones y los espacios de contención hicieron que muchos adolescentes y jóvenes sean captados por las bandas delictivas.
«Nos duele profundamente ver que niños, adolescentes y jóvenes pierden la vida en los barrios a causa de la violencia. Hasta bebés han perdido la vida y las familias quedan devastadas», expresó el presbítero Fabián Belay, párroco del Buen Pastor y referente de la Pastoral Arquidiocesana de la Drogadependencia
En el marco de una ceremonia contra la violencia, convocada por movimientos religiosos y sociales, y realizada en el cementerio La Piedad, el sacerdote aseguró que el gran problema es que «cada vez más se naturaliza más la muerte» e hizo un llamado a la sociedad para tomar conciencia y trabajar contra esto.
«No le hablamos solamente al Estado, sino a todos, para que nos cuidemos entre nosostros. Así como en la pandemia hizo falta que todos tomáramos conciencia de que había que cuidarnos para cuidar al otro, hoy, el gran desafío que vemos los curas y las monjas es hacer lo mismo en lo que viene, cuidarnos a nosotros en lo que viene».
El padre Belay subrayó que «ya había una sociedad que estaba lastimada y la pandemia ha dejado devastado el entramado social».
«A nosotros lo que nos preocupa es cómo se va profundizando la crisis en las redes de contención. Pensemos en un año y medio sin escuela y sin clubes, y participando en el sistema educativo un porcentaje muy chico de la población vulnerable. Nosotros tenemos vínculos con todo el sistema de educación y hablamos con las autoridades, y en este momento, creemos que hay que sentarse a trabajar todos juntos para poder salir adelante», planteó.
«Hay presencias que no se fueron de los barrios durante la pandemia, las bandas delictivas y el narcomenudeo siguieron allí. El Papa lo dijo hace poco, cuando se debilita la presencia del Estado aparecen otros actores. que vienen a reemplazar al Estado y estamos preocupados por eso. Los niños y adolescentes están siendo captados por esas bandas», expresó.
El sacerdote insistió en señalar que «es un planteo para todos, no solo al Estado, sino a la sociedad, y a nosotros mismos como Iglesia. Estamos intentando decir: ‘bueno que hacemos nosotros hoy ante este desafío que se nos plantea'».
Fuente: Aica