
Santa Sabina fue una mártir del siglo III. Se tiene por seguro que fue convertida al cristianismo por su sirvienta Serapia, mujer de origen sirio, quien sufrió martirio por muestra de su fe. Se cree que la Santa murió un mes después. Denunciada en el prefecto Helpidius, Santa Sabina respondió “Cristo es mi Dios, sólo a él sirvo y adoro” al ser interrogada.
Su martirio y muestra de fe obtuvo la palma del martirio. La decapitaron y posteriormente confiscaron sus bienes. Sus restos fueron enterrados en Roma, junto a la tumba que ella misma hizo para su querida sirvienta Serapia.
Santa Sabina, Martir
En el año 425 fue edificada una iglesia en el Monte Aventino, lugar donde fueron martirizadas las dos santas mujeres. Durante el silgo XIII, el Papa Honrio III entregó la Iglesia a la orden de Santo Domingo de Guzmán. Hasta el día de hoy, en aquel templo de Dios se veneran los restos de las dos mártires. Es importante tener en cuenta el sacrificio y entrega de estas dos mujeres, y más aún en tiempos como los nuestros, en los que la fe es ridiculizada en muchos lugares y por diversos medios.
Se la considera patrona y así mismo se la venera en la Iglesia de Trigoso, antigua ciudad a las cercanías del Sestri Levante. En dicho lugar sagrado se la honra y pide por la protección de las familias y la parroquia.
A Santa Sabina se le ruega ser intermediaria de Dios para obtener el don de la oración, la vigilancia, la mortificación y la firmeza y perseverancia en la fe y en el bien. Como a imitación de su gran ofrenda a Nuestro Señor hace mucho tiempo, ejemplo que hasta nuestros días puede seguir repercutiendo en nuestros hábitos de cada día frente a Dios y a los hombres.
Santa Sabina, ruega por nosotros.