Santoral

Cada 12 de septiembre la Iglesia Católica celebra el Santísimo Nombre de la Madre de Dios: “María”

El nombre de María conlleva a todo bien y de solo pronunciarse los temores se disipan. Por María ha entrado la salvación al mundo y por él la mujer es devuelta con gloria al sitial que le corresponde: el lugar más alto sobre el cielo y la tierra.

“El nombre de la virgen era María” (Lc. 1, 27)

Es cierto que el nombre de María hace recordar al de la primera mujer, Eva, pero lo hace por contraste: a diferencia Eva, quien pecó apartándose de Dios y condenando a sus hijos, María fue hecha puerta del cielo y mediadora de todas las gracias.

María”, en consecuencia, es el nombre que evoca la obra de la salvación. Quien pronuncia con amor esa sencilla palabra, “María”, sabe que en Ella está contenido el gran misterio del amor de Dios por sus creaturas.

Bendito es el fruto de tu vientre, bendita tú eres entre todas las mujeres

El nombre de María conlleva a todo bien y de solo pronunciarse los temores se disipan. Por María ha entrado la salvación al mundo y por él la mujer es devuelta con gloria al sitial que le corresponde: el lugar más alto sobre el cielo y la tierra.

Con prodigiosa sencillez, el Espíritu Santo, a través de San Lucas, expresa tamaña verdad para gozo y veneración de todo cristiano: “El nombre de la virgen era María” (Lc. 1, 27).

Ave, María

En el libro “El secreto admirable del Santísimo Rosario”, San Luis María Grignion de Montfort cuenta que la Virgen se le apareció a Santa Matilde, llevando sobre el pecho la salutación angélica escrita en letras de oro. Luego le dijo: “El nombre de María, que significa Señora de la luz, indica que Dios me colmó de sabiduría y luz, como astros brillantes, para iluminar los cielos y la tierra”.

El nombre, imagen de la persona

El Catecismo de la Iglesia Católica (nn. 2158-2159) señala lo siguiente: “El nombre de todo hombre es sagrado. El nombre es la imagen de la persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva… El nombre recibido es un nombre de eternidad. En el reino de Dios, el carácter misterioso y único de cada persona marcada con el nombre de Dios brillará a plena luz”.

En consecuencia, si el nombre de los hombres comunes merece respeto, con mayor razón los cristianos estamos llamados a honrar los santos nombres de Jesús y de María.

Salve, Reina y Madre

La tradición dice que esta festividad se instauró debido a la intervención y protección de la Virgen en la batalla de Vienaque libraban los cristianos frente a los turcos en septiembre de 1963. Al sitiar la ciudad en agosto de ese año, los combatientes turcos prendieron fuego a prácticamente toda la ciudad, reduciendo también a cenizas la iglesia situada cerca de Kahlenberg, la montaña en la que se desarrolló la contienda.

Para rescatar a los cristianos, la Virgen se habría aparecido el Día de la Asunción, 15 de agosto, deteniendo el fuego de repente y dando tiempo a los soldados de los países cristianos que habían llegado de Europa a rearmarse y recuperar el aliento. A causa de ello, el Papa Pío X instauró de forma oficial la celebración de la hazaña de la Virgen, que ya se conmemoraba en la ciudad española de Cuenca antes de que la Iglesia reservase el 12 de septiembre en el santoral católico para honrar el Dulce Nombre de María.

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