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13 de agosto: Santos Ponciano e Hipólito

Es uno de los casos más singulares de la historia: un Papa y un antipapa que renunciaron a la cátedra de Pedro por salvar a la Iglesia

El hecho de que en el santoral aparezcan juntos san Ponciano y san Hipólito, el 13 de agosto, ayuda a comprender mejor la historia de la Iglesia.

Ambos fueron contemporáneos, ambos sacerdotes y ambos buscaban lo mejor para la Iglesia.

Pero mientras que Ponciano era elegido Papa en el año 230, Hipólito era un presbítero que no aceptaba a Ponciano en la cátedra de Pedro y que en cambio se consideraba a sí mismo fiel sucesor de la auténtica tradición cristiana. O sea, un antipapa.

¿Qué ocurrió para que ambos se enfrentaran pero al final murieran mártires los dos y la Iglesia los venere por igual?

Enfrentados al principio

Nos trasladamos al año 230. El 21 de julio de aquel año Ponciano fue elegido Papa, como sucesor de Urbano I.

Ponciano se encuentra con un obispo cismático, Hipólito, que ya está separado de Roma desde el año 217 con el papa Ceferino, porque afirma que no lo considera sucesor de Pedro ya que favorece la herejía cristológica de los monarquianistas.

Un grupo de cristianos influyentes escoge a Hipólito como Papa.

Hipólito es en esos momentos un autor teológico importante. Se cree que pudiera ser discípulo de san Ireneo (al menos su sistema teológico da pruebas de ello). Es culto, escribe en griego y es buen orador.

Echa en cara al Papa que no castigue severamente a los cristianos que han “caído” porque por miedo o vergüenza han sacrificado a los dioses paganos o han simulado dejar de ser cristianos, aunque más tarde se hayan arrepentido. Es la cuestión de los lapsi(caídos, en latín).

Por todas estas razones, Hipólito se considera el auténtico Papa, que salvaguarda la fe.

Mientras, Ponciano papa trabaja en favor de la Iglesia desde la cátedra de Pedro. Confirma la condena de algunos textos heréticos de Orígenes, manda incluir el canto de salmos en las iglesias, dicta el Confiteor como oración preparatoria de la muerte y difunde el empleo del “Dominus vobiscum” como saludo inicial de la misa y otras acciones litúrgicas.

Sin embargo, llega al poder político el emperador romano Maximino el Tracio. Así como el papa Ponciano era amigo de su antecesor, Alejandro Severo, ahora la situación es diametralmente opuesta. Maximino declara a los cristianos enemigos del pueblo y los persigue.

El emperador los condena al exilio en Cerdeña

Al darse cuenta de que en Roma los santos Ponciano e Hipólito son líderes entre los cristianos de uno u otro bando, Maximino decide mandar a ambos al exilio a la isla de Cerdeña, calificada entonces de “insalubre”. Allí se les obligó a trabajos forzados.

El primer Papa que renuncia

Tanto el Papa como el antipapa ven que su vida peligra y no quieren que haya un vacío en la cátedra de Pedro. Ambos deciden renunciar a su cargo, para que pueda escogerse a un sucesor.

Hipólito, en esos momentos, se reconcilia con la Iglesia. En el caso de Ponciano, se trata del primer Papa en la Historia que renuncia a su puesto.

Los santos Ponciano e Hipólito murieron mártires, en Cerdeña, en el año 235. En cuanto al martirio, sabemos Hipólito murió apaleado.

Sus cuerpos fueron trasladados a Roma: el de Ponciano al cementerio de Calixto (hoy catacumbas de san Calixto, que era el primer cementerio cristiano oficial) y el de san Hipólito al cementerio de la Vía Tiburtina.

La tumba de san Hipólito se convirtió muy pronto en lugar de peregrinación. Su nombre se incluyó en el canon de la misa ambrosiana de Milán.

 

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