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El Papa a los obispos scalabrinianos y redentoristas: gracias por su servicio

León XIV recibe a los obispos pertenecientes a las dos familias religiosas, Scalabrinianos y Redentoristas, a quienes expresa su gratitud por la evangelización de los pobres y los alejados y por el servicio a los migrantes.

Gracias «por el gran trabajo que realizan» y por el servicio prestado a la Iglesia. El Papa León XIV da la bienvenida y expresa su gratitud a los obispos pertenecientes a las familias religiosas de los Scalabrinianos y Redentoristas, recibidos esta mañana en audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano. «Me alegro de este encuentro y me parece hermosa la ocasión que lo motiva: la decisión de dos congregaciones religiosas de reunirse y dialogar con aquellos hermanos que han sido donados a la Iglesia en el ministerio episcopal», comienza diciendo el Pontífice.

Un gran regalo para la Iglesia

«La Iglesia está agradecida a sus Institutos», añade, subrayando el hecho de que el nombramiento de obispos entre sus miembros representa sin duda «un sacrificio nada desdeñable en tiempos de escasez de religiosos», por lo que «privarse de hermanos comprometidos en el servicio de las diversas obras conlleva no pocos problemas». Al mismo tiempo, sin embargo, afirma el Papa León, a las dos Congregaciones se les ha hecho «un don muy grande, porque el servicio a la Iglesia universal es para cualquier familia religiosa la gracia y la alegría más bella, como sin duda confirmarían sus fundadores».

El carisma de los dos fundadores

«En particular, ustedes, religiosos scalabrinianos y redentoristas, elegidos y consagrados para el servicio del episcopado y también del cardenalato, llevan en su ministerio la herencia de dos carismas importantes, especialmente en nuestros días: el servicio a los migrantes y la evangelización de los pobres y los alejados», destaca el Pontífice. Y recuerda a los fundadores de las dos instituciones: San Alfonso María de Ligorio, que «al entrar en contacto con la miseria de los barrios más abandonados de la Nápoles del siglo XVIII, renunció a una vida acomodada y a una carrera lucrativa, abrazando la misión de llevar el Evangelio a los más desfavorecidos»; y luego San Juan Bautista Scalabrini, un siglo después, que «supo sentir y hacer suyas las esperanzas y los sufrimientos de tantas personas que partían, dejando todo atrás, para buscar en países lejanos un futuro mejor para sí mismas y para sus familias».

Ellos también se convirtieron en obispos y supieron responder a los retos de los sistemas sociales y económicos que, según señala el Papa, «por un lado abrían nuevas fronteras a varios niveles, pero por otro dejaban tras de sí tanta miseria ignorada y tantos problemas, creando focos de degradación de los que nadie parecía querer ocuparse».

Cultivar relaciones de ayuda fraterna

Hoy, en este momento histórico que presenta «grandes oportunidades» y, al mismo tiempo, no carece de «dificultades y contradicciones», al celebrar el Jubileo de la esperanza —subraya León XIV—, «queremos recordar que, hoy como ayer, la voz que debemos escuchar para comprender qué hacer es la del amor de Dios derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado». «También en nuestro mundo, la obra del Señor siempre nos precede: estamos llamados a conformar nuestras mentes y nuestros corazones a ella mediante un sabio discernimiento; y estoy convencido de que el debate que habéis promovido será muy útil para este fin», concluye el Pontífice. Por último, anima «a mantener y cultivar también en el futuro estas relaciones de ayuda fraterna, con generosidad y desinterés, por el bien de todo el rebaño de Cristo».

Fuente: www.vaticannews.va

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