
En el rezo del Ángelus de este domingo, el papa León XIV exhortó a los fieles a invertir el verdadero tesoro de la vida -los dones recibidos de Dios- en el amor y el servicio a los demás, al recordar que las obras de misericordia son «la inversión más segura y fecunda para alcanzar la plenitud».
Inspirado en el Evangelio de Lucas, el Santo Padre invitó a no guardar para uno mismo las capacidades y bienes, sino a compartirlos generosamente.
«Todo lo que somos y tenemos es un capital vivo que, si no se cultiva y comparte, se seca, se devalúa o acaba reducido a mero consumo», advirtió.
El pontífice subrayó que esta invitación de Jesús -«Vendan sus bienes y denlos como limosna»? no se limita a lo material, sino que abarca el tiempo, la empatía, el afecto y la presencia.
«La vida es un don que necesita espacio, libertad, relaciones y, sobre todo, amor para desarrollarse plenamente», expresó y recordó que Cristo pronunció estas palabras camino a Jerusalén, donde entregaría su vida en la cruz.
Las obras de misericordia
Refiriéndose a las obras de misericordia como «el banco más seguro y rentable» para depositar el tesoro de la existencia, citó a san Agustín: «Lo que das se transformará, porque te transformarás tú».
A través de imágenes cotidianas -como una madre abrazando a sus hijos o el amor de dos novios- destacó que el amor convierte lo ordinario en auténtica riqueza.
Finalmente, el Papa animó a vivir en «vigilancia activa», atentos y sensibles a las necesidades de los demás en la familia, la comunidad, la escuela o el trabajo.
El Papa León encomendó a María, «Estrella de la mañana», el compromiso de ser «centinelas de la misericordia y la paz» en un mundo marcado por divisiones.