Vaticano

La presencia de divorciados en la Iglesia ‘testimonia su deseo de perseverar en la fe’

El Papa Francisco pidió "acompañamiento pastoral" para quienes cohabitan sin casarse y para quienes vuelven a hacerlo tras romper su matrimonio canónico.

«La Iglesia no cierra la puerta a quienes luchan en el camino de la fe; al contrario, la abre de par en par, porque todos necesitan una atención pastoral misericordiosa y alentadora», reiteró este lunes el Papa Francisco, al recibir en audiencia a la comunidad académica del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia.

 

Repitiendo la célebre expresión que acuñó en la JMJ de Lisboa, esto es, que «la Iglesia debe acoger a todos, todos, todos», Francisco hizo hincapié en que tanto las parejas que no se casan como los divorciados que vuelven a hacerlo por civil «son bautizados, hermanos y hermanas». De acuerdo con el Santo Padre, «el Espíritu Santo derrama en ellos dones y carismas para el bien de todos». 

 

El pontífice agradeció «su presencia en la Iglesia», porque «testimonia su deseo de perseverar en la fe a pesar de las heridas de experiencias dolorosas». 

 

Sin olvidarse de «la familia fundada en el matrimonio»

La acogida del pontífice de estos perfiles no significa una desatención de «la familia fundada en el matrimonio». Y ha emplazado a la Iglesia a contribuir, «en todo lugar y en todo momento, a hacer más sólido el vínculo conyugal, en virtud de ese amor que es más grande que todo: la caridad». 

De acuerdo con el Papa, «la fuerza de la familia reside esencialmente en su capacidad de amar y de enseñar a amar». Y ha recalcado que, «por muy herida que esté una familia, siempre puede crecer desde el amor». «En la familia, las heridas se curan con amor», añadió improvisadamente.

 

Concluyendo su intervención, Francisco ha denunciado que, «desgraciadamente, hay países en los que las autoridades públicas no respetan la dignidad y libertad a las que todo ser humano tiene un derecho inalienable como hijo de Dios». Y ha condenado que, «a menudo, pesan limitaciones e imposiciones, especialmente sobre las mujeres, forzándolas a posiciones de subordinación. Y esto es muy malo». 

 

«Desde el principio, sin embargo, entre los discípulos del Señor ha habido también mujeres, y en Cristo Jesús -escribe san Pablo- ya no hay hombre ni mujer», subrayó el Papa, que luego precisó: «Esto no significa que se anule la diferencia entre ambos, sino que en el plan de salvación no hay discriminación entre el hombre y la mujer: ambos pertenecen a Cristo, son descendencia de Abraham y herederos según la promesa». 

 

Finalmente, centrándose en el «estilo sinodal» de la Iglesia, Francisco afirmó de nuevo que, «en este estilo de Iglesia, es muy importante el anuncio de la Palabra, pero antes, incluso, la escucha de la Palabra, la Palabra que se predica y que proviene de la voz de los demás, porque Dios les habla a todos».

Fuente
Aica

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