Vaticano

Ángelus: el Papa aboga por el descanso ante ‘la dictadura del hacer’

En la oración dominical del Ángelus el pontífice instó a cultivar el desierto interior en medio del ruido y los negocios cotidianos. Según él, la única manera de estar presente para el prójimo

Dirigiéndose a la multitud reunida para el Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio del día, que refleja la compasión de Jesús ante la multitud que le esperaba «como ovejas sin pastor».Al respecto, el Papa explicó cómo la invitación del Señor al descanso y su compasión por las multitudes no son respuestas mutuamente excluyentes, sino en realidad una combinación de cosas que debemos hacer.Las exigencias del apostolado pueden ser agotadoras, señaló, y sugirió que «este es un riesgo siempre presente también para nosotros hoy, especialmente cuando el entusiasmo por nuestro trabajo misionero, con todas sus tareas y responsabilidades, puede hacernos caer víctimas de un activismo excesivo».Por eso, desaconsejó agitarse demasiado, «a riesgo de perder de vista lo esencial y agotar nuestras energías cayendo en el cansancio del cuerpo y del espíritu». Una advertencia importante para la vida y la sociedad contemporánea «a menudo aprisionadas por las prisas», pero también para la Iglesia y para el servicio pastoral: «¡Cuidado con la dictadura del hacer!», advirtió.La compasión sólo se siente con el corazón descansadoEste descanso propuesto por Jesús no es una evasión del mundo ni un retiro hacia el bienestar personal, aclaró el sucesor de Pedro, al contrario, «sólo si aprendemos a descansar podremos tener compasión».

«De hecho, sólo es posible tener una mirada compasiva, que sepa captar las necesidades de los demás, si nuestro corazón no se consume por la ansiedad del hacer, si sabemos detenernos y, en el silencio de la adoración, recibiendo la Gracia de Dios».Por eso, durante el período estival, Francisco instó a los presentes encontrar un pequeño «desierto» interior en medio del ruido y de las actividades cotidianas.Para concluir, el Papa sugirió mirar la propia vida, «dejar lo que estamos haciendo y tomarnos un tiempo para estar con el Señor, renovándonos en cuerpo y espíritu» para estar disponibles y compasivos con los demás.

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