«Es el segundo domingo que no podemos participar en la Eucaristía, con mucho dolor los sacerdotes y yo también, celebramos sin el Pueblo de Dios, esta celebración», comenzó diciendo monseñor. Luego habló de la resurrección de Lázaro: «Allí vemos a Jesús tan humano, tan cercano. Sollozaba, lloraba compungido, profundamente, nos dice el Evangelio, por que Él sabia hacerse cargo del dolor de la muerte del dolor y el sufrimiento de sus amigas y amigos tan queridos».
Partiendo desde allí, el obispo diocesano nos invita a asumir el dolor, «a poder nosotros también en el corazón de Jesús asumir el dolor y la preocupación que nos causa la pandemia, asumir también las dificultades que todos tenemos por tener que permanecer en nuestras casas, por no poder salir casi ni a dar una vuelta a la manzana. Por eso la cercanía de Jesús en este momento nos invita a todos a compartir sus sentimientos y Él nos dice, en el corazón del capitulo 11 de San Juan que los invito a todos a leer este domingo «Yo soy la Resurrección y la Vida», el le pide fe a Marta y a María pero les anuncia y les promete que Él es la Resurrección y la Vida, y así nosotros también podemos contar desde la fe con esa promesa de Jesús».
«Esta pandemia, esta enfermedad, aún la muerte de aquellas personas que son victimas con mucho sufrimiento de esta peste, tienen un sentido: Él es la Resurrección y la Vida y por eso estamos invitados también este domingo de un modo especial a ponernos ante Jesús. Tan cercano, tan comprensivo, tan hermano y amigo nuestro para que con Él podamos nosotros también abrir nuestro corazón al dolor, al sufrimiento, a la angustia, a las preocupaciones de tantos hermanos y amigos».
Para finalizar, Taussig pidió especialmente oraciones «para que aquellos que tienen que estar en la primera línea: las enfermeras, los médicos, el personal sanitario, y todos los que están sirviendo al bien común, puedan contar también con nuestra ayuda, con nuestra oración, con nuestra cercanía».