
Monseñor Marcelo Mazzitelli envió un mensaje a toda la diócesis en este 25 de marzo, Solemnidad de la Anunciación y Día del Niño por Nacer. “No hay ley, ni ideología, ni eufemismos que puedan callar este derecho a la vida, que como comunidad cristiana no dejaremos de defender”, expresó.
“El reconocimiento de cada vida como sagrada abraza también <<la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte>> (Gaudete et Exsultate 101)”, citó.
Por eso, en este día tan especial, Monseñor agradeció a todos los hombres y mujeres “que se comprometen con el cuidado de la vida en distintos ámbitos de la sociedad y en las pastorales de nuestra Iglesia convirtiéndose en signos de la ternura de Dios que abraza a los más vulnerables”.
“Unidos en la oración como comunidad diocesana, pidamos al Señor para que toda vida sea respetada, cuidada y amada, y también por todas las madres y familias que atravesando situaciones difíciles testimonian que toda vida vale”.
Mensaje completo
SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
Día del niño por nacer
En la solemnidad de la Anunciación del Señor, conmemoramos en la Argentina el Día del niño por nacer, en el que se proclama que la dignidad de la vida humana “debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2270).
No hay ley, ni ideología, ni eufemismos que puedan callar este derecho a la vida, que como comunidad cristiana no dejaremos de defender. Como señala el Papa Francisco “entre (los) débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos… esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos” (Evangelii Gaudium 213).
El reconocimiento de cada vida como sagrada abraza también “la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte” (Gaudete et Exsultate 101).
Agradecemos en este día a todos los hombres y mujeres que se comprometen con el cuidado de la vida en distintos ámbitos de la sociedad y en las pastorales de nuestra Iglesia convirtiéndose en signos de la ternura de Dios que abraza a los más vulnerables.
Unidos en la oración como comunidad diocesana, pidamos al Señor para que toda vida sea respetada, cuidada y amada, y también por todas las madres y familias que atravesando situaciones difíciles testimonian que toda vida vale.
Les hago llegar mi bendición, pidiendo a nuestra Madre María que los proteja siempre.
San Rafael, 25 de marzo de 2025