Nuestra Iglesia

Papa: Es maravilloso como el Señor siempre nos espera

“A la invitación del padre de ir a trabajar a la viña, el primer hijo responde impulsivamente «no», pero después se arrepiente y va; sin embargo el segundo hijo, que enseguida responde «sí», en realidad no lo hace. La obediencia no consiste en el decir «sí» o «no», sino en actuar, en cultivar la viña, en realizar el Reino de Dios”, dijo el Papa.

El Santo Padre continuó reconociendo que “en el Evangelio de hoy, quien queda mejor es el primer hermano, no porque ha dicho «no» a su padre, sino porque después el «no» se ha convertido en un «sí»”.

“Dios es paciente con nosotros: no se cansa, no desiste después de nuestro «no»; nos deja libres también de alejarnos de Él y de equivocarnos. Pero pensar en la paciencia de Dios… ¡es maravilloso! Como el Señor siempre nos espera; siempre a nuestro lado para ayudarnos, pero respetando nuestra libertad. Y espera ansiosamente nuestro «sí», para acogernos nuevamente entre sus brazos paternos y colmarnos de su misericordia sin límites.”

Francisco recordó que quien se convierte a esta elección de amor, después de haber experimentado el pecado,” encontrará los primeros lugares en el Reino de los cielos, donde hay más alegría por un solo pecador que se convierte que por noventa y nueve justos”.

Sobre la conversión, el Papa explicó que es un proceso “que nos purifica de las incrustaciones morales y a veces es un proceso doloroso, porque no hay camino a la santidad sin alguna renuncia y sin combate espiritual”. 

El Papa invitó a luchar por el bien, “luchando para no caer en la tentación, haciendo de nuestra parte lo que podemos para vivir en la paz y la alegría de las Bienaventuranzas”.

“El Evangelio de hoy cuestiona la forma de vivir la vida cristiana, que no está hecha de sueños y de bonitas aspiraciones, sino de compromisos concretos, para abrirnos siempre a la voluntad de Dios y al amor hacia los hermanos”, subrayó Francisco.

“Incluso el más pequeño compromiso concreto, no puede hacerse sin gracia. La conversión es una gracia que siempre debemos pedir: “Señor, dame la gracia de mejorar. Dame la gracia de ser un buen cristiano”.

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