Significado de la ceniza de Cuaresma
Benedicto XVI explicó durante una audiencia general que la ceniza es un signo que invita a los cristianos a la penitencia y a intensificar el compromiso de conversión para seguir cada vez más al Señor.
Según el P. Antonio Lobera y Abio, sacerdote del siglo XIX y autor del libro “El por qué de todas las ceremonias de la Iglesia y sus misterios”, esta penitencia debe venir acompañada de arrepentimiento y dolor por haber ofendido a Dios.
Por su parte, el Directorio sobre piedad popular y la liturgia recoge en su numeral 125 que el rito de la imposición de la ceniza “lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal”.
Además, también simbolizan la mortalidad de los hombres. Esto se ve claramente reflejado cuando el sacerdote impone la ceniza en la frente de los fieles mientras dice “recuerda que polvo eres y al polvo volverás”.
Su origen
En el Antiguo Testamento las cenizas son utilizadas para expresar luto (Jeremías 6, 26), deseo de conseguir algún favor de Dios (Daniel 9, 3) y arrepentimiento (Judith 4, 11).
La Enciclopedia Católica explica que durante el Jueves Santo los primeros cristianos se colocaban ceniza en la cabeza y un “hábito penitencial”, como símbolo de penitencia pública.
Y aunque la Cuaresma adquirió un carácter plenamente penitencial en el siglo IV, no fue hasta el siglo XI que se implementó el rito de la imposición de la ceniza el Miércoles de Ceniza.
Posteriormente, el rito de la imposición de ceniza se extendió rápidamente por toda la Iglesia Católica y se convirtió en una parte importante de la Cuaresma.
En la actualidad, otras denominaciones cristianas (anglicanos, luteranos, metodistas, presbiterianos, ortodoxos) también utilizan la ceniza al principio de la Cuaresma, aunque sus ritos son distintos a los de la Iglesia Católica.