
La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) compartió un mensaje preparando la fiesta de San Cayetano, patrono del pan, la paz y el trabajo, y se une a los miles de fieles que, en el país, se acercan a santuarios, parroquias y comunidades para pedir la intercesión o agradecer la gracia recibida del santo.
Tras considerar que este día invita a escuchar el clamor de tantos hermanos y hermanas que «ven en el trabajo la posibilidad de ser útiles y de contribuir al bien común» y recordó que «en todo plan económico, cuidar el empleo y las fuentes laborales debe ser una prioridad indeclinable».
«Ninguna medida puede considerarse exitosa si implica que los trabajadores pierdan su empleo o vivan con angustia e incertidumbre sobre su futuro», planteó.
«En tiempos difíciles, valoramos todas las formas de trabajo: el empleo formal, los emprendimientos familiares, la economía popular, el reciclado, las changas. Toda actividad que, con esfuerzo, lleva dignamente el pan a la mesa merece ser reconocida, acompañada y protegida», destacó.
Por último, el Episcopado pide la intercesión de San Cayetano para que «no falte el trabajo digno en nuestros hogares y para que quienes hoy están desocupados o viven en condiciones laborales precarias encuentren nuevas oportunidades que les devuelvan la esperanza y mejoren su calidad de vida».
Firman el presidente de la CEA, monseñor Marcelo Colombo (Mendoza), los vicepresidentes cardenal Ángel Rossi SJ (Córdoba) y Daniel Fernández (Jujuy) y Raúl Pizarro (San Isidro), secretario general.
Texto del mensaje
En la fiesta de San Cayetano, patrono del Pan, la Paz y el Trabajo, junto a todos los obispos argentinos, queremos unirnos a los miles de fieles que, en todo el país, se acercan a santuarios, parroquias y comunidades para pedir su intercesión o agradecer la gracia recibida.
La devoción a San Cayetano es una expresión profunda de la fe de nuestro pueblo, que no se resigna ante el sufrimiento y que, con esperanza y solidaridad, reza y camina, poniendo en manos de Dios sus necesidades personales y familiares más urgentes.
Este día nos invita a escuchar el clamor de tantos hermanos y hermanas que ven en el trabajo la posibilidad de ser útiles y de contribuir al bien común. Trabajar constituye un derecho fundamental que construye la vida propia y la del grupo familiar, y sostiene el tejido social. La falta de trabajo hiere profundamente la dignidad de las personas y puede conducir al desaliento, al aislamiento y a la pérdida de sentido.
En todo plan económico, cuidar el empleo y las fuentes laborales debe ser una prioridad indeclinable. Ninguna medida puede considerarse exitosa si implica que los trabajadores pierdan su empleo o vivan con angustia e incertidumbre sobre su futuro.
En tiempos difíciles, valoramos todas las formas de trabajo: el empleo formal, los emprendimientos familiares, la economía popular, el reciclado, las changas. Toda actividad que, con esfuerzo, lleva dignamente el pan a la mesa merece ser reconocida, acompañada y protegida.
Pedimos la intercesión de San Cayetano para que no falte el trabajo digno en nuestros hogares y para que quienes hoy están desocupados o viven en condiciones laborales precarias encuentren nuevas oportunidades que les devuelvan la esperanza y mejoren su calidad de vida.