Espiritualidad

Cinco claves para llegar a Dios a través del «ocio»: «Cuando sales de la rutina es más fácil verlo»

Para el divulgador Steve Smith, «aquietar nuestras vidas» predispone a la escucha

La sociedad de hoy lleva un ritmo tan frenético que, a veces, se antoja necesario detenerse un rato para reformular ciertos conceptos. Uno de ellos es el de «ocio«, justo lo contrario que el neg-ocio, el «Dios» de este tiempo. El divulgador Steve Smith ha ofrecido en la web Catholic Stand una serie de claves para comprender cristianamente la importancia de disfrutar de Dios y de su creación, «sin tener que estar produciendo constantemente». 

El hemisferio norte va diciendo adiós al verano y «toca volver al trabajo». Algo que, reconoce Smith, no es malo en sí mismo, ya que «todo trabajo es un testimonio de la dignidad del hombre». Sin embargo, el trabajo no es el fin de todo, «el trabajo es ‘para el hombre’ y no el hombre ‘para el trabajo'». El trabajo siempre debe apuntar a algo más grande. San Josemaría Escrivá afirma que «el trabajo nunca puede ser considerado lo principal de la vida».

Dos partes inseparables

Entonces, «¿qué es lo ‘fundamental’ en la vida?», se pregunta Smith. Para los budistas, puede ser escapar del sufrimiento. Para los cristianos, en cambio, lo «fundamental» es la unión con Dios. Y, el trabajo, como el ocio, son dos partes inseparables de ello. De hecho, según el profesor Josef Pieper: «El ocio está en un orden superior al mundo del trabajo». Pieper es una de las principales voces contemporáneas que habla del valor espiritual del ocio.

En este sentido, Smith señala que la naturaleza caída del hombre juega un papel muy importante a la hora de intentar mantenerse siempre alejados de Dios. La naturaleza caída provoca no comprender bien la función del trabajo, aunque se tengan sanas intenciones. «El querer salir adelante económicamente impulsa a muchas personas a dedicar cada vez más tiempo al trabajo», comenta.

La auténtica pregunta

El divulgador afirma que muchas veces se descuida la auténtica pregunta: ¿Por qué trabajo? Y, se suele contestar, que para «salir adelante». Smith señala que, para mucha gente, incluso, las vacaciones, se convierten en un «hacer algo», experimentar algo o cumplir deseos de una lista interminable.

«Si el ocio no es placentero, el hombre lo acabará eliminando», comenta Smith. Y, apunta, que hasta 2020, la mayoría de los indicadores mostraba que las personas cogían cada vez menos vacaciones

En este punto, Smith vuelve a mencionar la obra del profesor Pieper: «El ocio es esencialmente una ‘no actividad’; es una forma de silencio. El ocio puede ser un requisito previo para escuchar».  Para Pieper, además, «el ocio implica una actitud de receptividad e inmersión en la realidad; una apertura del alma, a través de la cual surgen esas grandes y benditas intuiciones, que el ‘trabajo mental’ nunca podrá lograr».

La realidad tal y como es

La obra de Pieper, señala Smith, valora, también, el ocio como la actitud de no desear cambiar las cosas imperiosamente. «A menudo, juzgamos el valor de nuestro tiempo por la productividad. En el ocio, en cambio, nos permitimos aceptar la realidad tal y como es», afirma.

En este sentido, Smith se pregunta: «¿Cuándo fue la última vez que fuiste tú mismo?». Y, contesta que «ser uno mismo es estar alerta a los acontecimientos que nos rodean y, al mismo tiempo, sintonizados con los impulsos del Espíritu«. Para el divulgador, «ser tú mismo es no preocuparte inútilmente por el futuro ni arrepentirte sin remedio del pasado».

Por esto mismo, el divulgador señala que Dios está diciendo algo fundamental sobre el ocio, cuando afirma: ‘Estad quietos y sabed que yo soy Dios’.» Es un mandato afirmativo, no negativo. «Dios no nos dice: ‘Dejad de trabajar y sabed que yo soy Dios'», relata. La directriz de Dios no se encamina a lo que no deberíamos estar haciendo, sino a lo que deberíamos llegar a ser.

Para Smith, «aquietarse» es «el verdadero arte del ocio, simplemente estar presente, ser completamente tú mismo, estar completamente con Dios, sin necesidad de hacer, lograr o cambiar nada».

Una puerta de entrada

«Las olas del océano son relajantes y fascinantes. A menudo, pueden ser una puerta de entrada a la contemplación. Sin darnos cuenta, nuestras mentes son llevadas a cuestiones más profundas de la vida, como puede ser llegar a Dios», explica Smith.

El divulgador señala que, una vez que acaban las vacaciones de verano, se pueden tener unas ‘mini vacaciones’ cada día con Jesús. «No podemos ir a la playa todos los fines de semana, pero durante nuestro tiempo de meditación, podemos volver a ‘saborear’ eso mismo nuevamente. Nuestra oración diaria debe ser un tiempo de ‘ocio’, tanto o más que con nuestra familia de vacaciones», comenta.

La celebración, como parte del ocio, es también un aspecto muy importante de la vida. Porque, la verdadera celebración, se centra en el momento presente. «La cultura solo florece sobre el suelo del ocio, siempre que entendamos por ‘cultura’ lo que va más allá de las meras necesidades vitales… Si el ocio no tiene significado en sí mismo, entonces es claramente imposible de lograr», señala Pieper.

El escritor pone su mirada en la fiesta auténtica. «La fiesta combina los tres elementos que constituyen el ocio: la inactividad o el reposo, la ausencia de esfuerzo y  salir de lo cotidiano. Todo el mundo sabe lo difícil que es para los modernos alcanzar todo esto», apunta. 

El mayor «ocio» de todos 

Si se vincula «ocio» con celebración, la celebración por excelencia es la Eucaristía. «Celebrar es proclamar que el mundo está bien hecho. Aquellos que no creen que esto sea así, no son capaces de lograr el ‘ocio.’ Este depende de si concebimos o no al mundo como algo agradable. La forma más alta de aprobación del mundo se encuentra en el culto a Dios, en la alabanza del Creador, en la liturgia», apunta Pieper.

Para terminar, el escritor asegura que «no podemos alcanzar el ‘ocio’, si depende de nuestra propia naturaleza. El ocio solo se puede lograr, en la medida en que poseemos la chispa divina en nosotros. Nuestro Dios continuará llamándonos siempre en el ocio de nuestra meditación, en las celebraciones, en nuestro descanso diario y en la Eucaristía», asegura.

Fuente
https://www.religionenlibertad.com/

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