DestacadaNuestra Iglesia

Mons. Mazzitelli: «Seamos una Iglesia en comunión y servicio»

Con solemnidad y devoción, la Diócesis se reunió en la Catedral para celebrar a su patrono, San Rafael, en una procesión y Santa Misa Patronal, donde estuvieron presentes autoridades departamentales y provinciales. En la homilía, el Administrador Apostólico, expresó que llegamos “peregrinando a esta celebración de la Solemnidad de San Rafael, patrono de nuestra Diócesis. Un caminar orante que llega al reposo de la Fiesta que nos congrega en torno a la mesa fraterna en la que se hace presente el Señor en la Eucaristía, alimento de nuestra esperanza.” 

La esperanza fundada en el amor de Dios

Monseñor Mazzitelli se enfocó en la esperanza cristiana: “una esperanza que brota del amor y que no defrauda”. Citando a San Pablo, la homilía recuerda que “justificados, entonces, por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por Él hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por Él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios… Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado” (Rm 5, 1-2.5). 

El Administrador Apostólico retomó la enseñanza del Papa Francisco que señalaba que la esperanza “nace del amor y se funda en el amor que brota del corazón de Jesús traspasado en la cruz… La esperanza cristiana no engaña ni defrauda, porque está fundada en la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos nunca del amor divino”. Así la fe que arraiga en la caridad se manifiesta en la vida eclesial como fuente de confianza y misión. 

Revelar y cantar las obras de Dios: San Rafael como modelo

La figura del Arcángel en el libro de Tobías es recordada como mensajero que revela la presencia de Dios.  “Hagan conocer a todos los hombres las obras de Dios y nunca dejen de celebrarlo. Las obras de Dios hay que revelarlas y publicarlas como es debido” —palabras que el arcángel Rafael le dice a Tobit y Tobías— y nos invita hoy a “dar gracias a Dios por su obra en la historia de nuestra Iglesia diocesana, escrita con el compromiso de tantos que han sembrado el Reino con su entrega generosa”. 

“Nuestra historia diocesana tiene alegrías y también heridas y dolores atravesados con la confianza puesta en el Señor, sin entender tal vez, pero creyendo con los ojos fijos en Jesús.” Por ello, Monseñor exhortó a reconocer la presencia de Dios “en todo momento de nuestras vidas y asumir el compromiso de ser protagonistas de la historia de salvación”. 

Iglesia en comunión: la fe que nos une y nos hace responsables

Un gran bloque de la homilía de Monseñor Marcelo se refirió a la comunión eclesial: “Somos la comunidad de discípulos del Señor, pueblo santo nacido del amor pascual compartiendo y celebrando la misma esperanza.” Subrayó que la fe “conduce a la comunión liberándonos del aislamiento del yo” y que creer implica “abrazar el don de la comunión que se convierte en desafío permanente para que nuestro anuncio sea creíble.” 

En la homilía citó a san Juan y a la oración de Jesús: “que todos sean uno para que el mundo crea” (Jn 17, 21), poniendo el acento en que la unidad en la diversidad es obra del Espíritu y que es alimentada por “la Palabra de Dios y con la Eucaristía que compartimos en fraternidad.” 

Acción pastoral orgánica y sinodalidad: pasos concretos

Sobre la organización pastoral, el Administrador recordó la necesidad de una “acción pastoral orgánica renovada y vigorosa” que oriente “la variedad de carismas, ministerios, servicios y organizaciones… en un mismo proyecto misionero”. Monseñor Mazzitelli insistió en que es necesario “un permanente discernimiento en el Espíritu para definir objetivos pastorales y poner en común dones y carismas al servicio de la misión”. 

El Administrador Apostólico realizó un llamado a la sinodalidad: la creación y fortalecimiento de “consejos pastorales parroquiales y de asuntos económicos”, la formación de pastorales diocesanas y el “camino de conformación del consejo pastoral diocesano”, acciones que requieren el compromiso de toda la comunidad. 

Iglesia servidora: escuchar, acercarse, sanar

La homilía se dirigió a la imagen del Arcángel Rafael como intercesor que llevó “ante Dios los gemidos dolientes de Tobit” y actuó para guiar y curar. “Al corazón de Cristo llegan los gemidos y súplicas de los hombres y mujeres respondiendo con la sanación y liberación de historias marcadas por el dolor y el pecado, su mirada compasiva consuela y recrea vida.” 

Mazzitelli convocó a ser una “Iglesia servidora”, es decir, una comunidad que se hace prójimo: “escuchando los gemidos de vidas heridas, acercándonos a aquellos que el egoísmo e indiferencia de una cultura que exacerba el individualismo invisibiliza.” Monseñor pidió concretar esa mirada en obras: la atención a personas en situación de calle, el servicio de Cáritas Diocesana, la pastoral de adicciones y otros ministerios. 

Testimonios y agradecimientos: rostros concretos de servicio

El Administrador agradeció a “quienes atienden la noche de la caridad acercándose a quienes están en situación de calle o en extrema pobreza… es mucho más que llevar un plato de comida, es celebrar encuentro y abrazando las historias que tienen nombre y rostro.” También reconoció a Grávida y “otros grupos y movimientos” que sostienen la defensa de la vida, y al testimonio de la vida religiosa que acoge a los más vulnerables. 

Monseñor incitó a la comunidad a contemplar estas acciones no como actividades aisladas, sino como expresión del “corazón de la Iglesia” solidario con los pobres y excluidos, retomando las palabras del Papa León: “el corazón de la Iglesia, por su misma naturaleza, es solidario con aquellos que son pobres, excluidos y marginados…”La misión social es una exigencia que nace del Evangelio”. 

Vocaciones, presbiterio y vida consagrada: custodiar y acompañar

Monseñor agradeció “por nuestro presbiterio, por la vida consagrada en todas sus expresiones, por el laicado,” y apeló a la perseverancia en la oración para pedir “vocaciones santas que responsablemente deben ser recibidas, custodiadas y acompañadas. Debemos cuidar y acompañar las vocaciones como tarea de toda la comunidad. 

Misericordia y pequeñez: el camino de la grandeza en el Reino

Citándose al Evangelio, el Administrador recordó que “en el Reino el camino de la grandeza es hacernos pequeños, en confiar que somos amados y cuidados, con la certeza de la fe de que Dios es fiel.” Desde esa certeza se nos convoca “a renovar el ardor misionero haciendo presente la Misericordia que salió a nuestro encuentro y nos abrazó.” 

María y San Rafael: modelos de evangelización e intercesión

Monseñor finalizó su homilía uniendo el canto de María como “modelo de evangelización” y la intercesión de San Rafael: “Uniéndonos al canto de María, modelo de evangelización, proclamemos las maravillas de Dios confiando en la intercesión de san Rafael Arcángel, patrono y compañero en nuestro caminar y misión.” Y cerró con un llamado a la gratitud: “¡Demos gracias a Dios, porque es eterno su amor!” 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba