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Jornada de las Familias en San Rafael: la Pastoral Familiar diocesana realizó su primer encuentro

La Pastoral Familiar de la Diócesis de San Rafael realizó su primera Jornada de las Familias en el camping del Movimiento Familiar Cristiano. Charlas, talleres, la homilía de Monseñor Mazzitteli, la Eucaristía y un almuerzo comunitario marcaron un encuentro centrado en la alegría cristiana y la misión de la familia.

El domingo 14 de diciembre, el camping del Movimiento Familiar Cristiano fue escenario de la Jornada de las Familias, organizada por la Pastoral Familiar de la Diócesis de San Rafael, que comienza a dar sus primeros pasos como espacio diocesano de articulación, acompañamiento y misión. Más de 50 familias se dieron cita en este encuentro.

El encuentro reunió a diversos movimientos y asociaciones que trabajan con las familias, en una jornada que combinó presentación comunitaria, formación, reflexión espiritual, Eucaristía y mesa compartida. Más que un evento aislado, fue un gesto fundacional: familias y agentes pastorales reconociéndose parte de un mismo camino.

La jornada comenzó con la presentación de los distintos grupos presentes. Ese primer momento permitió poner nombre y rostro a la diversidad de carismas que hoy sostienen la vida familiar en la diócesis, reforzando una convicción clave: la pastoral familiar no se construye desde un solo lugar, sino desde la unidad.

La sonrisa y las dificultades del matrimonio

Luego tuvo lugar la charla a cargo de Fernando Careta y María Eugenia Morales de Careta, quienes abordaron con profundidad y cercanía el tema de la sonrisa y las dificultades del matrimonio. Desde una mirada realista, compartieron experiencias concretas de la vida conyugal, mostrando que la alegría no es ausencia de conflictos, sino fruto de un camino recorrido juntos, con fe, diálogo y decisiones cotidianas.

Lejos de discursos idealizados, la propuesta invitó a reconocer las fragilidades propias del matrimonio sin perder de vista su vocación a la plenitud y al amor fiel.

Talleres para ir a la raíz de la alegría cristiana

El encuentro continuó con el trabajo en talleres, donde los participantes reflexionaron sobre una pregunta central: ¿cuál es la verdadera raíz de la alegría, de la sonrisa cristiana?. El intercambio permitió profundizar en la diferencia entre una alegría superficial y una alegría honda, nacida del encuentro con Cristo y vivida en la cotidianeidad familiar. También permitió conocer las distintas realidad de los diversos movimientos para reconocer antes que las diferencias, el núcleo fundamental que nos une.

Posteriormente, la puesta en común enriqueció la mirada pastoral, recogiendo aportes y experiencias diversas, y fortaleciendo el sentido comunitario de la jornada.

“El drama es dónde se busca la alegría”

Durante la Santa Misa, Monseñor Marcelo Mazzitteli ofreció una homilía profundamente ligada al eje del encuentro. Con tono claro y pastoral, invitó a discernir dónde se pone el corazón cuando se busca la felicidad:

“El drama es dónde se la busca. Este anhelo que está en el corazón de la condición humana, creyente o no creyente, se enfrenta a una elección de caminos: aquel que nos conduce a la fuente de la alegría y el camino que conduce al vacío de alegrías compradas en una sociedad de consumo que no deja de inventarse necesidades.”

El Administrador Apostólico advirtió sobre una alegría efímera, propia de una lógica de consumo que promete plenitud pero termina dejando vacío:

“Alegría volátil que se disuelve cuando uno tiene en las manos aquello que deseaba bajo la ilusión de satisfacción.”

Retomando palabras del Papa Francisco, señaló uno de los grandes riesgos culturales actuales:

“El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota de un corazón cómodo y abúlico, de la búsqueda efímera de placeres superficiales, de la conciencia aislada.”

Y profundizó:

“Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás. Ya no entran los pobres. Ya no se escucha la voz de Dios. Ya no se goza de la alegría de su amor.”

La alegría que se vive en familia y se transfigura en esperanza

Monseñor Mazzitteli subrayó que la alegría cristiana se experimenta en lo concreto de la vida familiar:

“Experimentamos alegrías humanas profundas: el amor correspondido que se hace alianza, el anuncio de un hijo, la mesa de la familia, los abuelos, el techo luchado que se hizo realidad, el descubrirnos instrumentos para hacer el bien a los demás.”

Incluso en el sufrimiento —remarcó— puede brotar una alegría más honda:

“Sin ser contradictorio, también está la alegría del testimonio fiel de los que sufren, poniendo su confianza en Dios y ofreciéndose para dar vida a los demás.”

Todas estas experiencias, explicó, están llamadas a ser transformadas por la esperanza cristiana:

“Cada momento que vivimos y nuestras alegrías están llamadas a ser transfiguradas por la alegre esperanza que nos dejó el Señor.”

“Cada familia está llamada a la misión”

Hacia el final de la homilía, el obispo destacó el carácter misionero de este primer encuentro diocesano de la Pastoral Familiar:

“Con mucha alegría hoy celebramos este encuentro de las familias, donde toda la riqueza que se expresa en nuestra diócesis en movimientos y grupos parroquiales se hace mesa compartida de reflexión, de oración y sobre todo de misión.”

Y concluyó:

“Que la familia sea una escuela de fe, una escuela de amor, donde cada uno crezca haciendo realidad ese sueño de Dios sobre la vida y el misterio de cada uno de nosotros. Que este Adviento sea un caminar gozoso en la esperanza que no desfallece.”

Voces de una pastoral que comienza a caminar

En declaraciones a Debuenafe digital, Monseñor Mazzitteli expresó su gratitud por este primer paso de la pastoral:

“Con gratitud descubrimos que esto es obra del Espíritu, que hoy nos llenó de alegría en este tercer domingo de Adviento. Bendiciones a todos.”

Desde la organización, Mariana Rodríguez destacó el sentido profundo del encuentro:

“Este encuentro muestra toda la riqueza que se expresa en nuestra diócesis: movimientos y grupos parroquiales que se reúnen para reflexionar, orar y descubrir que cada familia está llamada a la misión.”

Y sintetizó el espíritu de la jornada:

«Comenzamos a trabajar hace algunos meses pensando en una propuesta para las familias y surgió lo que hemos preparado para hoy, la primera jornada, pero tenemos muchas expectativas para el 2026. Estamos muy contentos, se ha formado un lindo equipo y queremos seguir trabajando por y para las familias de San Rafael.”

Una mesa compartida que abre camino

Tras la celebración de la Eucaristía, la jornada concluyó con un almuerzo comunitario, signo sencillo y profundo de una Iglesia que camina como familia de familias.

Esta primera Jornada de las Familias dejó una certeza: la pastoral familiar no se construye desde recetas prefabricadas, sino desde la vida real, compartida y confiada al Espíritu. Un comienzo humilde, pero cargado de sentido, que abre un camino de esperanza para la diócesis de San Rafael.

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