Cultura

La leyenda del ajedrez y la lección del interés compuesto

La leyenda del ajedrez y el sabio Sissa esconde una poderosa lección sobre el interés compuesto: cómo una pequeña inversión sostenida en el tiempo puede multiplicarse de forma exponencial. Esta historia milenaria se conecta con herramientas modernas como las Obligaciones Negociables, mostrando que con paciencia, perseverancia y decisiones conscientes, todos podemos construir un futuro financiero sólido y digno

por el Dr. Juan Manuel Benteo Bermúdez *

Un rey afligido y un sabio con una solución inesperada

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo reinaba en cierta parte de la India un rey llamado Sheram.

En una de las batallas en las que participó su ejército perdió a su hijo, y eso le dejó profundamente consternado. Nada de lo que le ofrecían sus súbditos lograba alegrarle.

Un buen día un tal Sissa se presentó en su corte y pidió audiencia. El rey la aceptó y Sissa le presentó un juego que, aseguró, conseguiría divertirle y alegrarle de nuevo: el ajedrez.

Después de explicarle las reglas y entregarle un tablero con sus piezas el rey comenzó a jugar y se sintió maravillado: jugó y jugó y su pena desapareció en gran parte. Sissa lo había conseguido. Sheram, agradecido por tan preciado regalo, le dijo a Sissa que como recompensa pidiera lo que deseara.

Una petición modesta que escondía un mensaje poderoso

– Sissa, quiero recompensarte dignamente por el ingenioso juego que has inventado, dijo el rey.
El sabio contestó con una inclinación.
– Soy bastante rico como para poder cumplir tu deseo más elevado, continuó diciendo el rey. Di la recompensa que te satisfaga y la recibirás.
Sissa continuó callado.
– No seas tímido, le animó nuevamente el monarca. —. Expresa tu deseo. No escatimaré nada para satisfacerlo.
– Grande es tu magnanimidad, soberano. Pero concédeme un corto plazo para meditar la respuesta. Mañana, tras maduras reflexiones, te comunicaré mi petición.

El asombroso cálculo del tablero de ajedrez

Cuando al día siguiente Sissa se presentó de nuevo ante el trono, dejó maravillado al rey con su petición, sin precedente por su modestia.

– Soberano, dijo Sissa – manda que me entreguen un grano de trigo por la primera casilla del tablero del ajedrez.
– ¿Un simple grano de trigo?, contestó admirado el rey.
Sí, soberano. Por la segunda casilla, ordena que me den dos granos; por la tercera, 4; por la cuarta, 8; por la quinta, 16; por la sexta, 32…
– Basta, le interrumpió irritado el rey. – Recibirás el trigo correspondiente a las 64 casillas del tablero de acuerdo con tu deseo: por cada casilla doblaré la cantidad de la casilla precedente.

– Pero has de saber que tu petición es indigna de mi generosidad. Al pedirme tan mísera recompensa, menosprecias, irreverente, mi benevolencia. En verdad que, como sabio que eres, deberías haber dado mayor prueba de respeto ante la bondad de tu soberano. Retírate. Mis servidores te sacarán un saco con el trigo que solicitas.

Sissa sonrió, abandonó la sala y quedó esperando a la puerta del palacio.

Una recompensa que nadie podía pagar

Durante la comida, el rey se acordó del inventor del ajedrez y envió a que se enteraran de si habían ya entregado al irreflexivo Sissa su mezquina recompensa.

– Soberano, están cumpliendo tu orden, fue la respuesta. — Los matemáticos de la corte calculan el número de granos que le corresponde. El rey frunció el ceño. No estaba acostumbrado a que tardaran tanto en cumplir sus órdenes.

Por la noche, al retirarse a descansar, el rey preguntó de nuevo cuánto tiempo hacía que Sissa había abandonado el palacio con su saco de trigo.
– Soberano, le contestaron: — tus matemáticos trabajan sin descanso y esperan terminar los cálculos al amanecer.
– ¿Por qué va tan despacio este asunto? ; gritó iracundo el rey. — Ordeno que mañana, antes de que me despierte, hayan entregado a Sissa hasta el último grano de trigo. No acostumbro a dar dos veces una misma orden.

La revelación matemática: más que un juego, una verdad universal

Por la mañana comunicaron al rey que el matemático mayor de la corte solicitaba audiencia para presentarle un informe muy importante.
El rey mandó que le hicieran entrar.
– Antes de comenzar tu informe, le dijo Sheram: – quiero saber si se ha entregado por fin a Sissa la mísera recompensa que ha solicitado.
– Precisamente por eso me he atrevido a presentarme tan temprano contestó el anciano. — Hemos calculado escrupulosamente la cantidad total de granos que desea recibir Sissa. Resulta una cifra tan enorme…
– Sea cual fuere su magnitud…, le interrumpió con altivez el rey, — …mis graneros no empobrecerán. He prometido darle esa recompensa, y por lo tanto, hay que entregársela.
Soberano, no depende de tu voluntad el cumplir semejante deseo. En todos tus graneros no existe la cantidad de trigo que exige Sissa. Tampoco existe en los graneros de todo el reino. Hasta los graneros del mundo entero son insuficientes…

Una cifra impensada que revela el poder del interés compuesto

…Si deseas entregar sin falta la recompensa prometida, ordena que todos los reinos de la Tierra se conviertan en labrantíos, manda desecar los mares y océanos, ordena fundir el hielo y la nieve que cubren los lejanos desiertos del Norte. Que todo el espacio sea totalmente sembrado de trigo, y ordena que toda la cosecha obtenida en estos campos sea entregada a Sissa. Sólo entonces recibirá su recompensa.

El rey escuchaba lleno de asombro las palabras del anciano sabio.
– Dime cuál es esa cifra tan monstruosa, dijo reflexionando.
¡Oh, soberano! Dieciocho trillones cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones setenta y tres mil setecientos nueve millones quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince.

El interés compuesto: una herramienta al alcance de todos

El interés compuesto es una de las grandes maravillas de las finanzas. Nos permite multiplicar nuestro patrimonio siempre y cuando, a lo largo del tiempo vayamos capitalizando y reinvirtiendo las ganancias obtenidas en nuestras inversiones.

Como en la historia anterior nosostros también podemos acrecentar nuestros ahorros a través de dos grandes virtudes: la paciencia y la perseverancia.

Inversiones accesibles con rendimiento en dólares

En el mercado de capitales existen instrumentos bonos que pertenecen al universo de la Renta Fija, activos sobre los cuales conocemos de forma predeterminada el comportamiento futuro de los mismos. Al invertir en un bono, sabemos con anterioridad cuánto cobraremos en concepto de renta, a qué tasa y en qué fecha nos devolverán el capital.

Las empresas financieras ofrecen a los clientes las famosas Obligaciones Negociables, las cuales nos dan la posibilidad de ingresar con pesos o dólares y gozar de una renta en USD además de obtener posteriormente la devolución de lo invertido también en moneda dura. He confeccionado dos casos en los que se puede visualizar el poder del interés compuesto trasladado a las inversiones financieras, espero que les sean de utilidad.

Caso 1: una inversión robusta y su recompensa vitalicia

En este ejemplo hemos simulado una inversión inicial de USD $1000 sumándole un aporte mensual de USD $200 por un período de 25 años. El instrumento financiero elegido son las Obligaciones Negociables que poseen un nivel tolerable de volatilidad y una performance calculable, ideal para perfiles conservadores o moderados. En 25 años obtendríamos una suma cercana a $180.000 USD fruto de nuestra espera y constancia, pudiendo gozar entonces de una renta aproximada de $1200 USD por el resto de nuestras vidas.

Caso 2: una opción más accesible, con resultados reales

En este segundo caso hemos calculado una inversión inicial de USD $1000 y un aporte mensual de USD $100, mucho más modesto y llevadero que en el caso anterior. Al cabo de 25 años tendríamos la posibilidad de arribar a la suma de casi USD$95.000, lo que nuevamente invertido en Obligaciones Negociables nos otorgaría una renta vitalicia mensual de alrededor de USD $630.

Preparar el futuro: un acto de conciencia y responsabilidad

Piensen en el momento en el que salieron de la secundaria o cómo una década transita «volando». Los años van a pasar de igual manera, lo mejor que podríamos hacer es preparar nuestro futuro de manera consciente y calculada. Siempre existirán excusas pero realmente reflexionemos: ¿cuántos gastos supérfluos podríamos ahorrarnos en pos de armar una cartera de retiro que nos ayude en nuestra vejez?. Tarde o temprano todos llegaremos a ser ancianos, el hecho de contar con un capital que nos pueda asistir y que además tengamos la posibilidad de heredárselo a nuestros seres queridos es una oportunidad que solo requiere de tiempo, paciencia, perseverancia y un poco de esfuerzo.

 

*Juan Manuel Benteo Bermúdez es abogado e idóneo en el Mercado de Capitales (CNV) trabaja como agente productor bajo la matrícula 2324 (CNV) asociado a Balanz e Inviú (ALYCs de Argentina). Actualmente se encuentra cursando una Licenciatura en Economía, la cual combina con su trabajo como asesor financiero y corredor de Bolsa.

 

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