Los seminaristas Tomás Alfredo Campi, Éric Dante Ramiro Méndez e Ivan Gabriel Lazo recibirán la admisión a las Sagradas Órdenes en la Catedral San Rafael Arcángel. Además, durante la celebración, Maximiliano Martinez y Tomás Daniel Ramis serán instituidos en el Ministerio del Lectorado. En tanto, Ezequeil Elias Lujan y Angel Humberto Reche Romo serán instituidos en el Ministerio del Acolitado.
El acolitado
Este ministerio laical se refiere a la autorización formal que se otorga a los seminaristas para asumir ciertas responsabilidades litúrgicas y pastorales en la comunidad de fe, en particular en lo que respecta al servicio del altar.
El ministerio del acolitado implica la asistencia y servicio en la liturgia, principalmente durante la celebración de la Eucaristía. Los acólitos pueden tener la responsabilidad de preparar el altar, disponer los elementos litúrgicos, asistir al sacerdote en la distribución de la Comunión y ayudar en otras tareas litúrgicas. Además, los acólitos pueden participar en procesiones, adoración eucarística y otras ceremonias litúrgicas especiales.
También puede incluir ciertas responsabilidades pastorales, como visitar a los enfermos, cuidar el ornamento y equipo litúrgico, asistir en la formación de otros ministros laicos.
Los acólitos son llamados a vivir una vida de oración y servicio, cultivando virtudes como la reverencia, la humildad y la disponibilidad para el servicio en la comunidad de fe.
Es considerado como una etapa importante en la formación de los seminaristas, ya que les brinda la oportunidad de participar más activamente en la liturgia y en el servicio pastoral de la Iglesia. Les permite adquirir habilidades prácticas en la celebración de la Eucaristía y en el servicio al altar, al tiempo que cultivan una actitud de servicio y dedicación a Dios y a su pueblo. Además, el acolitado puede ser un paso significativo en el camino hacia la ordenación, preparando a los seminaristas para asumir responsabilidades mayores en el ministerio ordenado en el futuro.
El lectorado
En el ministerio del lectorado se les confía la tarea de proclamar las Lecturas en la liturgia, tanto en la Misa como en otros servicios litúrgicos. Esto implica la lectura pública de las lecturas bíblicas durante la celebración eucarística y en otros momentos de oración y adoración. El lectorado, por lo tanto, está relacionado con la proclamación de la Palabra de Dios y su interpretación dentro del contexto litúrgico.
Los seminaristas deben estudiar y profundizar en la Sagrada Escritura y en la enseñanza de la Iglesia para poder transmitir adecuadamente la Palabra de Dios a la comunidad de fe. También se espera que los lectores litúrgicos desarrollen habilidades de comunicación y oratoria, como así también que cultiven una vida de oración y reflexión para crecer en su relación con Dios y su comprensión de la Palabra divina.
Además de la responsabilidad litúrgica, el ministerio del lectorado también implica una preparación adecuada en la comprensión de la Biblia, la teología y la espiritualidad.
El ministerio del lectorado, por lo tanto, es un paso importante en la formación de los seminaristas, ya que los prepara para asumir una responsabilidad litúrgica y pastoral en la Iglesia. Les brinda la oportunidad de crecer en su conocimiento y amor por la Palabra de Dios, y los capacita para proclamarla con reverencia y precisión en la comunidad de fe.
Admisión a las sagradas órdenes
A su vez otros estudiantes serán admitidos a las sagradas órdenes.
La admisión a las sagradas órdenes es un proceso importante que involucra la preparación y discernimiento de los seminaristas para el servicio pastoral en la Iglesia. Es un compromiso serio que busca asegurar que los candidatos sean adecuadamente preparados y llamados por Dios para ejercer el ministerio ordenado en la comunidad de fe.
Serán admitidos los seminaristas Tomás Alfredo Campi, Éric Dante Ramiro Méndez e Iván Gabriel Lazo.
Recemos por estos “llamados” por el Señor para que Dios complete la obra que ha comenzado en ellos y puedan ser generosos en la entrega de su vida al servicio de la Iglesia.
